Vivimos en tiempos en los cuales lo personal parece cada vez ser más público, Si, lo admito, yo también participo en esta tendencia. Tengo mis perfiles en la red, en Linkedin y en Google+. Yo también comparto fotos, videos o lo que sea en Facebook, y todo el mundo puede leer en este blog mis aventuras como inmigrante holandés en El Bierzo. Podemos concluir: mi vida, mi cara, como las de tantos otros, no están exactamente escondidas.
También en la
televisión se ve cada vez más los detalles de la vida personal de personas
famosas o no tan famosas en los Reality Shows como Gran Hermano, el cual, por
cierto, es un invento holandés que hemos exportado a todo el mundo (y lo digo
sin ningún orgullo). En la televisión pública española han sustituido Amar en
tiempos revueltos, mi novela favorita que utilizaba para mejorar mi español, por un
programa que huele mal: Entre Todos. En este programa se puede ver personas que
hablan sobre sus fuertes problemas económicos, físicos o psicológicos para
pedir ayuda financiera al público. Los donantes pueden llamar y así mostrar a
toda España su altruismo. No sé si Entre Todos es peor que Gran Hermano, pero también
para este programa preveo un gran futuro como artículo de exportación.
Hasta en las noticias
de la televisión pública veo a veces una falta de respeto hacia la privacidad.
Muestran sin escrúpulos las caras de los sospechosos de diferentes crímenes,
tanto de los supuestos corruptos como de los supuestos asesinos. Esta tendencia
tocó fondo cuando las noticias mostraban como un sospechoso de haber asesinado
a sus dos hijos tenía que mostrar a la policía y un juez como había pasado su última
tarde con los niños en el parque infantil. Se veía como el hombre, claramente
con una grave enfermedad psicológica, andaba por el parque y declaraba a la
policía lo que había hecho. Era televisión sensacionalista que no mostraba
ninguna consideración por la profunda tristeza de la situación.
Al otro lado hay
caras que siempre están escondidas en la televisión española. En primer lugar
las caras de las fuerzas de seguridad, lo que parece lógico en un país con una
historia tan larga de terrorismo de la ETA. También noté que en las noticias de
la televisión apenas se muestran las caras de los niños. Exactamente como las
de los miembros de la policía sus caras aparecen irreconocibles vagas. Debe ser
por miedo de alguna manipulación de las imágenes por un pederasta que los niños
que aparecen en la televisión llevan esta burka digital.
Los que menos
muestran sus caras en la televisión son los políticos. Literalmente se ve sus
caras a menudo, desde luego. Se ve sus caras sonrientes cuando están en alguna
conferencia, sus caras cuasi enfadadas cuando hacen un discurso en lo cual dan
la culpa de todos las problemas al otro partido y, cada vez más, sus caras con
unas gafas del sol cuando entran o salen de un palacio de justicia. Pero además
no muestran su cara. En la televisión existe una sensibilidad por no ofender a
los políticos y no confrontarlos con preguntas directas, lo que contraste mucho
con la manera en que la gente de quién no quieres saber nada pueden gritar todo
lo que piensan. Nunca vi a un periodista hacer preguntas
directas a Rajoy sobre los casos de corrupción en su partido. Cuando hay una
entrevista con un político importante se percebe claramente que el político ya
había visto y dado su acuerdo a las preguntas. El colmo era una entrega del
programa Informe Semanal que vi en febrero (ve lo AQUI). Tenían un tema sobre el PP en las
elecciones europeas, en la cual los políticos pudieron decir lo que querían
decir, lo que desde luego no es malo, pero en el cual no había ninguna pregunta
crítica y, lo más sorprendente, en el cual la palabra ‘corrupción’ no se
pronunciaba ninguna vez. Parecía más a propaganda de un partido político que a
una obra periodística y todo esto hecho con dinero público, lo que en sí mismo
ya es una corrupción grave, por lo cual los políticos responsables deberían
mostrar sus caras.