lunes, 11 de abril de 2016

Pájaros volando

Tomando un aperitivo con mi colega inglés y un abogado español, de una manera u otra en la conversación salió la expresión ‘Más vale un pájaro en la mano que ciento volando.’ Les expliqué que en Holanda decimos: ‘Mejor un pájaro en mano aire que diez en el aire (Liever één vogel in de hand dan tien in de lucht),’ después de lo cual mi colega inglés dijo que en su lengua es: ‘un pájaro en mano vale dos en la mata’ (A bird in the hand is worth two in the bush). ‘De esto tienes que escribir en tu blog,’ me avisó mi colega sonriendo. Entonces, esta vez una entrada de demanda.

Las diferencias en número de pájaros dan, desde luego, motivos de sobra para especulaciones sobre las diferencias entre los carácteres nacionales. Pero si hay algo que he aprendido como emigrante es que apenas existe algo como un carácter nacional. No hay el típico holandés o el típico español. La variedad entre los habitantes de un país es demasiado grande. Por suerte.

Pues bien, adelante con unas especulaciones sin sentido. Lo que los números de pájaros parecen indicar es que hay una diferencia en la manera con la cual se juzga los riesgos y las seguridades en los tres países; una diferencia en el sentido emprendedor, tal vez. Entonces, los ingleses parecen ser los más emprendedores; necesitan solamente dos oportunidades para considerar el sacrificio de una seguridad. Después vienen los holandeses con diez oportunidades para una seguridad y al final los españoles que necesitan al menos cien oportunidades para compensar una seguridad. Esto corresponde con la clasificación de The Global Entrepreneurship Index (el índice global del sentido emprendedor) que pone a Reino Unido en número 9 del mundo, Holanda en número 13 y España en número 32 (enlace). También en la vida cotidiana se puede ver que en España se busca más la seguridad social que el riesgo. No sé cuanta gente está preparandose para las oposiciones en busca de la seguridad de ser funcionario. Si preguntas en una clase del bachillerato español quién de los alumnos quiere ser funcionario, estoy seguro que más de la mitad levanta el brazo, mientras en Holanda serán unos pocos o quizás ninguno.

En mi opinión no hay de veras una diferencia de mentalidad entre por ejemplo España y Holanda en este asunto. Son las circunstancias que no son iguales. La crisis que continua en España hace de emprender una aventura delicada y un puesto de trabajo fijo muy interesante. Las leyes españolas tampoco ayudan mucho a que gente empiezan una pequeña empresa. Por ejemplo, las cotizaciones sociales son una suma fija, independiente de los ingresos.

En la lista de The Global Entrepreneurship Index llama la atención que los países escandinavos se situan muy altos en la lista. Eso me hace creer que hay una cierta correlación entre el desarrollo del estado de bienestar y el sentido emprendedor (aunque el número uno, los EEUU parece indicar lo contrario). Una red de seguridad social hace más fácil asumir un riesgo. En Holanda la seguridad social es más amplia que en España: hay una pensión de unos mil euros para cualquier habitante, una prestación de también unos mil euros para gente sin trabajo independiente de si has trabajado o no (aunque si te fuerzan a buscar trabajo) y además hay diferentes subsidios suplementarios, como para tu seguro sanitario, para tu alquiler y para cada hijo que tengas. Esto significa que un autónomo fracasado no va a tener absolutamente nada o solamente los 400 euros, que es la prestación para muchas familias en España.

Hablando de mi mismo, creo que no soy de veras una persona emprendedora. No me faltaban ideas, por cierto, como una empresa para vender platos calientes de chucrut con patatas machacadas en las estaciones de trenes en Holanda, una empresa para rutas con bicicleta guiadas por Holanda (ya existieron compañías semejantes y me apunté a trabajar para ellas como guía), y una federación de fútbol alternativa. Una vez en España estaba pensando en mi propia compañía llamado BAP, El Bierzo a Pie, para todas sus rutas en El Bierzo con un guía multilingüe. Pero siempre me asustó el embrollo de tal empresa. Pero lo que la seguridad social holandés siempre me ha dado es un cierto sentimiento de libertad. Por eso podía decir algunas veces no a una oferta de un puesto de trabajo fijo que no era a mi gusto. Me quedé con trabajos con contratos temporales, y en los veranos trabajé en el turismo como guía o empleado de un camping. Hasta no me dio miedo emigrar a España ya siendo un cincuentón, sabiendo que existía esta red de seguridad social holandesa por si acaso tuviera que regresar. El estado de bienestar da libertad. La libertad para dejar el pajarito en la mano escapar y seguir uno de los pájaros volando.