sábado, 15 de diciembre de 2018

Si o no a la manifestación

Nunca me gustó mucho participar en manifestaciones, aunque me considero como alguien con mucho interés en asuntos políticos. Me gusta leer artículos en los periódicos de diferentes países, formarme una propia opinión y después ventilar y discutirla en público, por lo cual ya arruiné varias fiestas de cumpleaños y cenas familiares. Es que en una manifestación se grita demasiado y se pierde los matices. Y siempre hay un momento que estás andando detrás de alguna pancarta con un lema con el cual no estás nada de acuerdo.

¿Por qué de pronto escribo sobre las manifestaciones? Pues, mañana se organiza, por la segunda vez, la manifestación por un mejor futuro de El Bierzo y estoy dudando mucho si debo participar o no. Ya había una manifestación semejante en 2016, en la cual participé. La verdad es que era un evento relativamente agradable sin demasiados gritos revolucionarios; más bien parecía una reunión social que una manifestación. Pero entonces me pasó lo contrario de lo que me ocurre normalmente en una manifestación. No había una falta de matices sino uno falta de compromiso. Había un momento que me pregunté: ¿Pero qué estamos exigiendo? Porque en una manifestación se debe exigir algo de alguien, ¿no? Vale, un mejor futuro. Pero no hay nadie que esté en contra de esto, me parece.

Hay algo que me hace dudar todavía más si voy a participar. Hay muchísimos partidos, sindicatos, movimientos sociales, instituciones y otros grupos que participarán, a veces con intereses muy opuestos; esto pasa cuando no hay ningún tema claro. Y la verdad es que no me veo participando en la misma manifestación con algunos de ellos, porque tengo la impresión que su mejor futuro no es automáticamente mi mejor futuro.

Por ejemplo, las empresas mineras (representadas por Carbunión) también van a participar a favor del carbón autóctono. En mi opinión, el carbón autóctono no tiene tanto futuro; es bastante caro y nadie quiere que las tarifas de la electricidad suban más. Además, tenemos que acabar con el carbón como fuente de energía en general cuanto antes por las emisiones de CO2. Justamente las empresas mineras recibieron muchísimos subsidios en las últimas décadas, sin que hayan invertido mucho en la modernización de los métodos de la producción.

También casi todos los partidos políticos van a participar, tanto los grupos locales de los partidos nacionales como los partidos regionales. Por cierto, habrá elecciones locales en mayo y no quieren perder esta oportunidad de hacer un poquetín de propaganda. Pero aquí tengo una gran duda. En mi opinión, una de las decisiones nefastas que han tomado en Ponferrada es la construcción del barrio La Rosaleda, justamente antes de la crisis inmobiliaria. Es verdad que conozco a gente que vive allí muy contenta en apartamentos nuevos con mucho espacio, pero lo que no puedo entender es porque las autoridades han decidido que un nuevo barrio de gran tamaño era necesario. ¿Existieron estadísticas que indicaban que la población de Ponferrada iba a crecer rápidamente? No me lo puedo imaginar. El resultado de tanto crecimiento de la ciudad sin crecimiento de la población es, por supuesto, que muchas viviendas y comercios ahora están vacías, tanto en el nuevo barrio como en el centro. Si hubieran invertido todo este dinero en la renovación de viviendas existentes en el centro y en el casco histórico, Ponferrada sería una ciudad más agradable para vivir, emprender y visitar, creo yo. Me gustaría que los responsables de esta ampliación de la ciudad expliquen porque lo han hecho, en vez de manifestarse para un mejor futuro de El Bierzo.

Para resumir: no creo que vaya a la manifestación mañana.

manifestación de 2016


sábado, 24 de noviembre de 2018

Una excursión hacia las minas

Es domingo 18 de noviembre. El otoño ha pintado los árboles en las cuestas rojo, amarillo y marrón. Más allá, una ligera bruma cubre los picos de Los Ancares, la montaña que está en el noroeste de El Bierzo. Abajo de nosotros se extiende el pueblo de Fabero. Muchos tejados iguales de las viviendas mineras. Nos llaman. Empieza la visita guiada.

Nuestra guía Paula nos da la bienvenida. Ella proviene de una de las familias mineras de Fabero. Como tantos otros jóvenes se fue a la ciudad, estudió, y ahora está temporalmente de vuelta para este trabajo como guía en el Pozo Julia, la mina de carbón que durante tanto tiempo daba empleo e ingresos al pueblo, pero que se cerró hace unos años. Ahora este lugar en las afueras del pueblo se ha convertido un museo.

Nos cuenta lo que ya habíamos leído en los medios locales. El viernes pasado era un día especial para El Bierzo, cuando por última vez mineros bajaron en una mina de carbón. Así se ha terminado esta actividad que en los últimos cien años había sido tan importante para la comarca. En los años cincuenta Ponferrada llevaba el apodo La Ciudad del Dólar. Aparentemente, el dinero corría abundantemente y fue utilizado para modernizar la ciudad. En muchos pueblos bercianos casi toda la población dependía económicamente del carbón. Pero nada es para siempre. Lentamente la minería se hundía. Todavía hay carbón y antracita en el suelo, pero es demasiado caro explotarlo sin subsidios. Una por una las minas cerraban.

Paula nos muestra donde los mineros colgaban su ropa, donde recogían sus lámparas y dónde se lavaban. La diferencia entre las clases se muestra: duchas primitivas para los mineros y bañeras para los directores. Después entramos en una reproducción de la mina. La mina misma ya es demasiado peligrosa para bajar. Nos da una impresión como debe haber sido trabajar allí, también por los videos que muestran. Vemos a mineros que sin ninguna protección despedazan la piedra. En los nichos al lado de la mina central los mineros lo hacían echados al suelo. Por cierto, un trabajo muy desagradable.  Incluso si las minas todavía fueran rentables, los robots deberían hacer este trabajo. Me doy cuenta de que sería el puesto de trabajo ideal para algunos de mis alumnos adolescentes: todo el día en frente de una pantalla teleguiando un superheroe que pica carbón de la mina. Es mejor que matar monstruos y extraterrestres, como suelen hacer.

Después de la visita vamos al restaurante Casa Dolores en el pueblo de Lillo al lado de Fabero. Hablamos de como se podría estimular el empleo en El Bierzo. Ana me informa sobre el plan de recuperar un tren entre Ponferrada y Villablina por la cuenca de El Sil, donde hay muchos pueblos mineros. Esto podría ser un paquete turístico interesante con una combinación de patrimonio industrial y naturaleza pura. Pues, justamente en el norte de El Bierzo es donde andan los lobos y los osos por la montaña.

Pero hace falta más. Hasta ahora no siempre han utilizado los subsidios para crear empleo de manera adecuada. Por ejemplo, ahora algunos pueblos tienen pabellones grandes de deporte sin que haya niños para aprovecharse de estas instalaciones. Algunas empresas que venían ya se han ido. De pronto vuelvo en mi papel de profesor de economía, la profesión que solía tener en Holanda, y explico: ‘No se debe atraer empresas solamente con subsidios, porque dependerán de estos ingresos extras. Lo que un estado puede hacer es, por ejemplo, descentralizar institutos oficiales desde Madrid hacia regiones con menos empleo.’

Cuento sobre la provincia Limburg en el sur de Holanda, donde cerraban las minas en los años setenta, lo que provocó muchos problemas sociales. El desplazamiento de una parte de La Hacienda Nacional de Holanda a esta región compensó al menos un poco la pérdida de la actividad económica. Estamos de acuerdo de que no sería mal idea. La Hacienda Pública Nacional en El Bierzo, imagínate, qué impulso económico sería. Pues, todos los funcionarios comprarían casas, harían compras, enviarían sus hijos a actividades extraescolares, visitarían atracciones turísticas y comerían en restaurantes como aquí en La Casa Dolores. Interrumpimos nuestra conversación porque la camarera trae el primer plato: Alubias con almejas. ¡Qué buenas!

La reproducción de la mina en Pozo Julia
(foto: Ana Fernández Marqués)

martes, 6 de noviembre de 2018

Mi carrera deportiva

Probablemente el único deporte para el cual tuve algo de talento era correr largas distancias. Nunca hice nada con este talento. En mi juventud jugué béisbol, lo que es más o menos lo contrario de un deporte de resistencia. Y después, a pesar de unas incursiones hacia baloncesto, ping-pong y voleibal, dediqué mi carrera deportiva al fútbol. Muchos éxitos no alcancé en este deporte. Pues bien, en 1995 mi equipo TABA 5 ganó el campeonato de la división 7a B de la subregión 2 de Ámsterdam. Por cierto, también en el campo de fútbol mi contribución principal al juego era correr mucho para crear espacio para los mejores jugadores de mi equipo que daban los pases decisivos o marcaban los goles.

Tal vez fuera sensato que nunca me dediqué completamente a un deporte de resistencia. Así siempre mantuve algo para decir cuando me criticaban: ‘Si, lo admito, por mi falta perdimos el partido cuando marqué un gol en nuestra propia portería, pero sabes que si yo hubiera entrenado seriamente para correr el maratón, seguarmente que en los Juegos Olímpicos podría .......’
A veces participé en un medio maratón de Ámsterdam o de Haarlem, todo sin deseo de superación. La verdad es que prefería jugar al fútbol, aunque sea en la división más baja (o la segunda más baja después de nuestro campeonato), porque no hay nada mejor que analizar el juego y la vida con los amigos con una cervecita en la mano después de un partido.

Cuando emigré a El Bierzo el fútbol en mi club TABA era una de las cosas que echaba de menos. Por suerte hay aquí montaña, que es otra afición mía. En mis vacaciones solía organizar recorridos por Los Pirineos, que a veces eran bastante duros. ‘Reserva y blasfema’ inventó un amigo mío como eslogan para mi agencia de viajes imaginaria: Guiri Viajes.
Era mi colega inglés Simon quien me introdujo al trailrunning. La primera vez que subimos corriendo El Pajariel me llamó un escalador nato (a natural born climber), lo que me llenó de orgullo. Por un momento estuve considerando de cambiar el nombre de este blog en Opiniones de un Escalador Nato. Pero después, cuando bajamos por un sendero muy pendiente, me dijo que parecí en este momento un poco a Bambi, probablemente pensando en la escena en la cual el ciervito da sus primeros pasos con las piernas temblororas. Opiniones de un Bambi, ya suena un poco peor.

Simon me convenció de participar en algunas de las carreras que se organizan en los pueblos bercianos. Entré en un mundo completamente nuevo y especial. Me gustó mucho el ambiente alrededor de las carrreras, pero resultó que no tuve tanto talento como pensaba. En la carrera Pajariel Vertical acabé como penúltimo. En la famosa carrera Dragoman de Villafranca a Dragonte llegué como número 146, creo, mientras el recorrido ascendente tendría que ser ideal para mí. Una clasificación semejante logré en el recorrido de la Tebaida, sin ninguna duda la carrera más hermosa y más dura de mi vida. Después empezaba a notar un dolor en mi rodilla. En internet leí que esta lesión se llama una rodilla del corredor. A pesar de la molestia, este nombre me daba algún orgullo; es que a mi edad no se necesita mucho.

Después de mi recuperación noté que me resultó más difícil correr. Sobre todo subir me costaba mucho. Ya pensé que mi carrera deportiva se había acabado. A instigación del grupo de WhatsApp Old Men Running me inscribí para la carrera de 10 km de Ponferrada. Eran diez kilómetros sin ascenso, pero tuve que entrenar de veras para poder hacer esto. Y así gané por la primera vez en mi vida una medalla como corredor. No porque iba tan rápido. Es que la carrera era dos semanitas después del día en el que cumplí 60 años. En la categoría 60+ había solamente cuatro participantes; ni idea quien era este pobre hombre o mujer que llegó después de mi como número cuatro.

El próximo desafío será Dragoman al finales de noviembre. Hace unos años llegué como 143. Pero he visto que otra vez hay una categoría 60+. Espero que no haya más que cuatro corredores en esta categoría, para que pueda ganar un chorizo, que puede ser el premio para el tercer puesto (muchas veces empresas locales son las patrocinadoras). Por fin empieza mi carrera profesional como corredor de largas distancias.
La salida de la carrera de la Tebaida en
Peñalba de Santiago en 2016

sábado, 13 de octubre de 2018

De viaje con la pequeña maleta negra

Cuando estábamos en la estación de autobuses de Ponferrada esperando el bus a Madrid, mi mirada se fijó en nuestra pequeña maleta negra. La pequeña maleta negra que ya nos había acompañado tantas veces en nuestros viajes, a menudo como equipaje de mano porque cumplió a todos los requisitos, pero a veces como equipaje para facturar en el aeropuerto cuando queríamos traer dos mochilas, como era el caso esta vez. Nuestra gran maleta gris era fácil de reconocer, un lazo verde y además una etiqueta con nuestra dirección. La pequeña maleta negra llevaba un lazo amarillo como signo distintivo. ‘Vamos a quitar el lazo,’ propuse. Mi mujer Ana me miró con asombro. ‘Quiero evitar que alguien del manejo del equipaje en Barajas envíe nuestro equipaje a algún lejano destino exótico por pensar que somos independentistas,’expliqué. ‘¿Pero no es muy probable que pase eso, verdad?’ dijo ella. ‘Solamente se necesita un solo loco,’ respondí, mientras ya estaba desatando el lazo.

Así se ve como una lucha sobre la identidad nacional en Cataluña, con un fanatismo que asombra a un guiri, afecta la vida cotidiana de dos habitantes pacíficos de una ciudad de tamaño medio en el noroeste de España. Este lazo ya había estado allí por años y no molestaba a absolutamente nadie. Pero ahora los lazos amarillos de pronto son los símbolos de la lucha entre los separatistas catalanes, que los atan a cualquier cosa, y los en contra de la independencia, que a su vez los quitan.

En mi opinión el nacionalismo en general, no importa si sea español, catalán o holandés, no es un sentimento muy productivo. Para utilizar un eufemismo, nunca ha contribuido mucho a solucionar los problemas grandes de este tiempo como el cambio climático, las guerras o la distribución desigual de la riqueza y de las oportunidades. Pues bién, para hacer un mundial de fútbol aburrido más soportable un poco de nacionalismo puede ayudar, aunque hasta en el final de 2010 simplemente no era capaz de animar a un jugador como el holandés Mark van Bommel o abuchear a mi jugador preferido: Xavi Hernández.

La verdad es que los lazos amarillos no son tanto un símbolo a favor de la independencia sino una protesta contra el encarcelamiento de los políticos que organizaron el referéndum ilegal de hace un año. Por mi, estos políticos deberían poder esperar su proceso judicial en libertad. No utilizaban violencia y tampoco se enriquecieron. Pues bien, mi solidaridad no llega tan lejos que quiero poner en peligro la pequeña maleta negra.

Por casualidad la semana después de nuestras vacaciones, que pasaba en Holanda, Puigdemont vino a Ámsterdam, para dar un discurso y una entrevista. Consideré comprarme una entrada para este evento, porque me gustaría saber como en Holanda la prensa y el público tratan el asunto Catalán. Al final no lo hice por tener mi agenda ya tan lleno. Mi hermano Willem estaba presente, y no le gustó mucho. ‘El discurso y la entrevista eran en catalán,’ dijo, ‘por lo cual deberían ser traducidos. Un rollo.’ (AQUÍ se puede ver toda la noche temática, pero todo es en holandés y catalán)

El día después del discurso de Puigdemont compré en el aeropuerto de Holanda un periódico para leer sobre el evento durante el vuelo a Madrid. No había ningún artículo que mencionaba a Puigdemont. Parece que en Holanda no se presta mucha atención al asunto. Entonces leí el reportaje sobre el partido de Ajax contra Bayern München que ese mismo martes noche había terminado en empate.


martes, 4 de septiembre de 2018

El Bierzo Primeur

A nadie le pueda extrañar que un tópico de conversación que circula con alta frecuencia por El Bierzo es: ¿Cómo podemos reactivar la actividad económica en nuestra región? A todos los habitantes nos preocupa la alta tasa de desempleo, las tiendas cerradas, los jóvenes que tienen que buscar su futuro afuera, las casas antiguas que lentamente se vuelven en ruinas. En mis clases de inglés, cuando se trata de alumnos avanzados, pongo a veces el futuro de El Bierzo como tópico de un ensayo, una conversación o un monólogo. Noté que hay, más o menos, dos opiniones opuestas. Hay los que quieren que las minas de carbón se abran otra vez para que vuelva la relativa prosperidad de antes. Hay otros, más realistas en mi opinión, que no creen en el futuro del carbón y buscan soluciones en otros sectores de la economía, cómo el turismo, la pizarra, la biomasa como fuente de energía, la agricultura. Y muchas veces mis alumnos apuntan al sector del vino como una fuente de crecimiento económico.

Es verdad que la producción del vino berciano ha crecido mucho, tanto en cantidad como en calidad.
Por todos lados se puede ver cómo cada vez más terrenos abandonados se vuelven en viñas. Crece el número de las bodegas y las bodegas existentes amplían su producción, no solamente para el consumo local, sino también para nuevos mercados en Europa, América y Asia.
En cuanto a la calidad puedo decir que soy un experto de experiencia. Ya en los años 80 visité España, y también El Bierzo, y como pobre estudiante no pude resistir la atracción del vino local tan barato. Era un vino muy colorado de lo cual tenías que dejar los últimos sorbos en el vaso (algo que normalmente considero como un abuso de alcohol) para evitar tener que escupir el sedimento. Hoy día, las cosas han cambiado. Cada bar en Ponferrada ofrece varios vinos de El Bierzo de alta calidad. También afuera de El Bierzo algunos restaurantes sirven vinos bercianos, aunque parece que todavía falta conquistar Holanda, por ejemplo. Allí un vino de El Bierzo todavía es una rareza.

En casa casi siempre bebemos vinos locales por dos razones: nos gusta el sabor, tanto el tinto de la uva mencía como el blanco de la uva godello, y nos gusta que viene de cerca. Una vez, hace unos meses, estuvimos en un supermercado escogiendo un vino tinto para la cena, cuando yo automáticamente iba por los mencías más baratos; por cierto, los holandeses tenemos que cuidar nuestra imagen de tacaños. Normalmente voy por una Luna Berberide, un Peique o un Flavium, todos con una alta relación calidad precio. Estuve allí ya con un Flavium en mi mano, cuando leí la etiqueta: Flavium Cosecha. Pregunté a mi mujer Ana porque ponían cosecha mientras, que yo sepa, cada vino viene de una cosecha. ‘Significa que es un vino muy joven; de la última cosecha,’ me explicó. Estuve un rato pensando y de pronto asusté a mi mujer y varios clientes del supermercado con el grito: ‘¡¡Pero...pero ...es un Bierzo Primeur!!’

Seguramente se trataba de una moda. Y de una estrategia genial de marketing. El Beaujolais Primeur (o el Beaujelais nouveau). En los años ochenta y noventa en Holanda, y tal vez también en otros países, Beaujolais Primeur era el vino que bebimos en el otoño. Una de las atracciones era su temporalidad. Oficialmente se vendió el Beaujolais Primeur solamente en las primeras semanas después de la cosecha. Esto nos daba la sensación que el vino era especial; que teníamos que darnos prisa para comprarlo, porque si no, ya se acabaría. No sé exactamente cuando empezó esta moda ni cuando se acabó, pero cierto es que hoy día no hay tanto Beaujolais Primeur en Holanda.

Entonces, holandeses, vais a tener una experiencia completamente nueva. El Bierzo Cosecha es la moda. Y no es nada un vino ligero de sabor, como el Beaujolais de estos franceses. Es un vino de España con cuerpo, que combina excelentemente con el queso de cabra y los butidos de El Bierzo. Tenéis que daros prisa, porque la oferta es limitada.








viernes, 3 de agosto de 2018

La caminata de Ponferrada a Villar de los Barrios

Muestro en el mapa de El Bierzo a mi amigo Henny los planes para la tarde. ‘Mira, empezamos aquí en casa, cruzamos el centro histórico, vamos un rato en contra de la dirección del Camino de Santiago, pero aquí vamos a la derecha hacia Villar de los Barrios, que es absolutamente una joya. Después vamos por Salas de los Barrios a Lombillo, donde está una de las terrazas más bellas de El Bierzo. Allí tomamos una cerveza mientras esperamos hasta que Ana venga con el coche, porque transporte público no hay allí.’ ¿Y qué pájaros vamos a ver?,’ me pregunta.

Henny es mi amigo de toda la vida. Como niños de 4 años ya jugábamos juntos en la calle donde vivíamos. Juntos empezamos esta afición de los animales y pájaros en particular. Identificamos los pájaros que volaron en los jardines y parques de Ámsterdam Oeste. Y seguimos compartiendo nuestras observaciones hasta hoy día, cuando ya los dos estamos a punto de cumplir 60 años. Los últimos años nos enviamos mensajes de WhatsApp cada vez que vemos algún pájaro especial.

‘No vamos a ver oropéndolas,’ respondo, ‘porque allí no hay río ni chopos. El paisaje va a ser una mezcla de huertas, viñas y terrenos salvajes con mata. Ideal para abejarucos, la verdad.’ Ayer seguíamos el río Sil en dirección de Toral de Merayo en busca de oropéndolas. Solamente oíamos a una; ya se está acabando la temporada de su canto, parece. En cierto momento oímos otro sonido viniendo desde arriba: abejarucos. Pero no los vimos.

Estamos andando en el camino rural hacia Villar de los Barrios. Sudamos. Desde luego. Son las seis de la tarde mientras hoy es, oficialmente, el primer día de la ola de calor. Pero un guiri como Henny considera hacer una siesta a esta hora como ‘perder el día.’ Un hombre sale con la cara preocupada de su jardín y nos pregunta con fuerte acento berciano: ‘¿Os perdisteis?’ ‘No, estamos andando hacia Villar,’ respondo. Me mira con incredulidad. ‘Vivo en Ponferrada,’ continuo, como para tranquilizarle.

Vemos unos pájaros volando hacia un árbol dónde se posan. Los dos cogemos nuestros prismáticos. En silencio miramos. Los pájaros están demasiado lejos para ver los colores, pero por las siluetas parecen ser abejarucos. En cierto momento oímos el sonido tan típico. Para Henny son los primeros abejarucos de su vida. Siempre un momento especial. También para mí. Los he visto en Castilla, Andalucía, Francia e Italia, pero nunca antes en El Bierzo. Y no son pocos, además.

Estamos en Villar de los Barrios. Ya no hay bar. ‘Cerraron hace unos años,’ nos explica un hombre mayor. Una lástima. Por suerte hay una fuente en la plaza para calmar nuestra sed. Nos saluda Nicolás. Nicolás es bastante famoso en El Bierzo, como organizador del Festival del Villar de los Mundos. Ana y yo ya estuvimos varias veces en el festival, pero no me reconoce. ‘Vivo en Ponferrada,’ digo otra vez, ‘y me gusta el festival; conoces a mi mujer.’ Hablamos. Llamo a Ana para decirle que venga a Villar para recoger las botellas de vino que todavía nos esperan en la bodega de Nicolás por participar en el crowdfunding del festival del año pasado.

Cuando Ana ha llegado, entramos en la casa de Nicolás. Abrimos una de las botellas. Brindamos. Nicolás nos explica que el festival sirve para hacer su pueblo más atractivo y más conocido. Porque es una lástima que un lugar tan hermoso tiene tan pocos habitantes y tantas casas vacías. Cada año el festival tiene otro país como tema. Este año será Portugal. Próximo año un país asiático: Japón probablemente. ‘¿Y después tal vez Holanda?’ Mientras dice esto, me mira interrogativamente. ‘Me parece una idea maravillosa,’ respondo. Henny llena las copas otra vez. Brindamos. 

El video promo del Festival de Villar de los Mundos está AQUÍ

Dos guiris en Villar de los Barrios


jueves, 12 de julio de 2018

Las largas vacaciones de verano

Cuando mi cuñada nos propuso que su hija, la pequeña Ana, viniera a dormir unos días en nuestra casa, nuestra primera reacción era una llena de entusiasmo. Pues, queremos mucho a la niña. Pero después tuve un ligero ataque de pánico. Mi mujer trabaja desde las ocho de la mañana hasta las tres de la tarde; ¿Cómo voy a entretener a una niña muy activa de nueve años durante tantas horas? Lo que ya había hecho dos veces con ella es subir El Pajariel; la niña es dura. Pero eso no fue en pleno verano, cuando hace tanto calor. Además, si fuéramos cada día de la semana a subir El Pajariel, la atracción de la subida sufriría de una fuerte inflación. Otra posibilidad, y algo que ya había hecho con ella varias veces, es ir a un parque infantil. Es bastante aburrido para mí, porque el libro o el periódico nunca puedo leer por miedo de perder la niña de vista. Y por las mañanas no suele haber muchos niños en los parques, lo que significaría que yo mismo tendría que bajar el tobogán o buscar la pelota que ella había escondida. Por suerte mi mujer tenía la solución: ‘No te preocupes, le busco un taller.’

Después de vivir nueve años en Ponferrada ya sé que la palabra taller no solamente refiere a un sitio dónde se repara coches, sino también a un sitio dónde niños hacen actividades. Durante el año escolar estos talleres y semejantes actividades infantiles organizadas son esenciales para la supervivencia de las familias. En esto no hay mucha diferencia con Holanda.  Jugar en la calle, como solía hacer como niño, casi no se hace hoy día en ambos países. Los niños van por las tardes a clases de inglés, pintar, bailar, ajedrez, música, deporte, no importa a dónde vayan o lo que aprendan, mientras que no estén en casa aburriéndose o, peor aun, jugando video games. En los veranos el problema en España se agrava. Mientras en Holanda las vacaciones escolares suelen durar unas seis semanas, los niños aquí empiezan las vacaciones en la última semana de junio para no volver a la escuela hasta la secunda semana de septiembre. Para los padres que trabajan y no tienen tantos días de vacaciones este periodo tan largo es desastroso. Por suerte hay los talleres, los campamentos, las ludotecas y tanta otra oferta de actividades más. A pesar de esto, le costó a mi mujer encontrar un sitio para su sobrina; la demanda es inmensa. Al fin pudo apuntar a la pequeña Ana en un campamento urbano en el Parque del Temple.

Así fue que cada día de la semana pasada andábamos mi sobrina y yo por la mañana hacia el Parque del Temple, que está a una media hora de nuestra casa. Hablamos en español y, a petición de sus padres, en inglés sobre temas interesantes como Starwars, las ardillas, los perros, los gatos y las palomas que yo proponía cazar para la comida lo que a ella le daba asco. A veces me corregía mi castellano, como yo lo hacía con su inglés. La pequeña y yo llevamos los dos nueve años viviendo en España, pero su castellano es, sin ninguna duda, mucho mejor que el mío. A la mitad de la semana empezaba a hablar con un acento gallego, mientras yo nunca perdí mi acento holandés. La vuelta a casa era siempre un poco más difícil; ya eran las dos, con tanto calor y ella tan cansada y hambrienta después de una mañana intensa. En los días de mucho calor solamente la promesa de un refresco con un pincho en Café Gijon la motivaba para andar un poco más rápida.

Durante la semana crecía en mi papel de tío y hasta me sentía orgulloso yendo por las calles con la pequeña Ana. Al pasar al café Gijon por la mañana saludé con un gesto jovial en dirección de la ventana aunque no pude averiguar si había alguien mirandonos, lo que también hacía pasando la panadería. En el parque hablé con otros familiares que estaban allí. Nada mejor para la integración de un guiri que cuidar a un niño. A los vecinos que nos saludaron y preguntaron:’ ¿Y esta niña, quién es?’ les expliqué que era mi sobrina y que por eso nos parecíamos tanto. Como siempre cuando hago esta broma, ella reaccionaba con: ¡No nos parecemos nada; tú te pareces a Claire.’ Claire es su muñeca favorita con la cual, según ella, tengo muchos rasgos en común, aunque no lo veo. Vale, abajo las fotos de nosotros para que los lectores lo comprueben.

Ahora, cuando estoy escribiendo este texto, es lunes. La pequeña Ana ha vuelto a Salamanca y en nuestra casa reina la tranquilidad del verano, con tiempo para hacer cosas como leer y escribir. Tampoco está mal, la verdad, porque no es nada fácil estar pendiente de una niña todo el tiempo. ¡Mi respeto a todas las familias que lo hacen con tanto amor, paciencia y dedicación!

lunes, 18 de junio de 2018

La entrevista

Lunes 18 de junio
Acabo de instalarme delante de la televisión para ver la secunda mitad de Panamá- Bélgica. La gente de aquí a quién he sugerido a los belgas como favoritos para ganar el mundial, reaccionaban en general negativamente. ¿Los belgas? Buenos jugadores pero no es un equipo unido. A muchos les molesta todavía que Bélgica no expulsaba a los separatistas catalanes. Justamente cuando empieza la segunda mitad, suena mi móvil. La voz de una mujer ‘¿Rolan?’ ‘Sí,’ digo un poco impaciente. ‘Hola, soy Begoña del inmobiliario Naxus. Encontramos tu curriculum en la página web Infoempleo. ¿Tienes trabajo al momento?’ Esta siempre es una pregunta complicada a un profesor de clases particulares, sobre todo en estas fechas cuando los exámenes de la escuela de idiomas y de las escuelas secundarias ya se acabaron. ‘Tengo algunas clases, pero hay huecos para más trabajo,’ respondo prudentemente y continuo ‘¿Pero de qué se trata?’ ‘Nos gustaría tener una entrevista contigo sobre una eventual incorporación en nuestra empresa.’ Me asombro. ¿De veras me están ofreciendo empleo en un inmobiliario? En mi vida he tenido muchos puestos de trabajo diferentes, pero vender casas nunca he hecho. Ni siguiera nunca compré una casa. ‘¿Buscáis alguién que hable inglés, alemán o holandés, tal vez?’, pregunto. ‘Saber otras lenguas es una ventaja pero no es necesario,’ dice la mujer. ‘No tengo nada de experiencia en este sector,’ digo casi desesperado. ‘Sin embargo, nos gustaría tener una entrevista contigo.’ Decido aceptar la propuesta. Si no llega a nada, siempre puedo escribir sobre la experiencia en mi blog. Convenimos tener la entrevista mañana  a las doce de la mañana. A ver lo que pasará.

Martes 19 de junio
Desde luego no se trataba de ningún puesto de trabajo de veras. Ya me parecía poco probable con mi poca experiencia en el sector y mi pronunciación del castellano en la cual todavía suena mi acento de Ámsterdam que puede ser divertido (espero) pero que es tal vez no el mejor tono de voz para vender casas en El Bierzo. En una habitación de la oficina con mucho calor, donde ya inmediatamente todo mi cuerpo chorreaba de sudor, Begoña empezó, para mi asombro, a explicarme cuanto costaría abrir una academia de lenguas. Era para después mostrarme qué barato sería trabajar como autónomo para la agencia inmobiliaria. Se necesita un teléfono (ya tenemos normalmente), un ordenador con conexión de internet (no hay quién no lo tenga) y darte de alta a la empresa por unos 250 euros (pero se paga a plazos) y ya se puede empezar a  vender casas y seguir cursos con una tarifa muy reducida. Los ingresos se dividirían en 40% para mí y 60% para la empresa.
Begoña era una vendedora perfecta. Lo hacía sonar todo muy positivo y sabía cambiar todas mis objeciones en ventajas: ‘Me gusta trabajar con gente sin ninguna experiencia, porque no tienen una actitud que no conviene a nuestra compañía.’ La entrevista era bastante agradable, salvo este insoportable calor, pero desde luego yo no tenía ni un pelo de tonto en mi cabeza sudada: no iba a llevar todo el riesgo empresarial, pagando además, mientras ellos en caso de éxito cobrarían.
Desgraciadamente es una práctica que se ve cada vez más. La gente no se incorpora como empleado, sino como autónomo en una empresa de seguros, de energía o inmobiliaria, por lo cual tienen que pagar la seguridad social (¡que en España no depende del nivel de los ingresos!). Si el vendedor no vende nada o poco, la empresa no pierde nada. Quién normalmente pierde es el autónomo. Por la mala situación en el mercado laboral hay gente que entran en semejantes construcciones. Hacen falta leyes para regular o prohibir estas prácticas.

P.D. Cambié los nombres de la empresa y de la vendedora

sábado, 19 de mayo de 2018

El anarquista hiperactivo



Al principio pensé que el mensaje estaba dirigido a mí, el graffiti con el texto HATE RACISM abajo al lado de la entrada del edificio donde vivimos. Por cierto, la mala reputación que holandeses ya podíamos tener por una historia de la trata de esclavos y el origin holandés de la palabra Apartheid, solamente se ha empeorado por los políticos populistas de la derecha, a los cuales la prensa española siempre tipifica como xenófobos. Me puedo imaginar que algún antiracista fanático sería tan inconsequente que llegaría a la conclusión que por eso todos los holandeses son racistas. Para mi alivio vi que por toda la ciudad había textos semejantes y muchos, a la primera vista, en la misma letra. Aunque no faltan los hoces y martillos creo que se trata de un anarquista hiperactivo.

Es verdad que Ponferrada es la ciudad ideal para graffiti. Hay muchos muros ciegos y un montón de casas vacías. Además, el ayuntamiento sustituyó los antiguos muros de piedras en el casco histórico por muros de cemento en un color amarillo. ¡El paraíso para el anarquista hiperactivo! Por locura no sabía qué escribir. Por cierto, que le llamo él anarquista es porque pienso que se trata de un hombre, aunque en los textos tampoco faltan referencias a la lucha de las mujeres por igualdad. Es que en su vigencia reconozco sobre todo la tendencia masculina de demarcar terreno, como siempre son los perros y nunca las perras que dejan una huella de olor de orina.

No tengo nada en contra de graffiti si este cumple ciertos criterios estéticos. En este sentido tenemos en Ponferrada la suerte que tenemos a Asier (AQUÍ su página web), el artista que hace grandes pinturas ambiciosas en muros ciegos. Este tipo de graffiti, que honra a la ciudad, ya se reconoce como arte; a veces es el ayuntamiento mismo que encarga la obra. Los lemas vacíos del anarquista hiperactivo, al otro lado, son una plaga para la ciudad. Espero que el ayuntamiento le quite sus escenarios por renovar y poner en servicio las casas en el casco histórico y devolver a los muros en su estado original con piedras naturales. El anarquista hiperactivo puede poner sus eslóganes en Facebook donde pertenecen. O tal vez pueda ir de practicas con Asier para aprender como se puede transmitir un mensaje con una pintura artística y después consideramos darle permiso de adornar nuestro portal con una obra antiracista.


lunes, 23 de abril de 2018

Noticias falsas

Un domingo por la mañana, ya hace unos meses, fui primero al kiosco para comprar El País y después a la panadería para unos croissants. Mientras ponía los croissants en una bolsa de papel el panadero dijo: ‘Y ahora un cafetín, un croissant y el periódico ......pero solamente escriben mentiras, ¿sabes?’ Le miré con asombro. Confío bastante en el periodismo español. Tanto El Mundo como El País hacen periodismo de investigación, sobre todo hacia casos de corrupción. Por cierto, a veces me gustaría ver que separen un poco más las opiniones de las noticias, sobre todo cuando escriben sobre los acontecimientos nacionales. Mientras andaba con los croissants calientes y el periódico a casa, me propuse averiguar si de veras hay tantas mentiras en los periódicos españoles por leer artículos sobre el asunto de lo cual soy, relativamente, un especialista: Holanda.

Decidí limitar esta pequeña investigación a los tres periódicos que leo regularmente: El País, El Mundo y El Diario de León. Sobre El Diario de León puedo ser breve: casi no hay artículos sobre Holanda. Es un periódico que se lee para las noticias locales. La verdad es que los artículos en El País y El Mundo eran bastante buenos. Los dos periódicos tienen corresponsales en Holanda que son bien informados. Si compares los artículos con la información que circula por Facebook, Twitter o Whatsapp, los periódicos son un oasís de noticias fiables. Pues bien, aquí los tres artículos que tienen que ver con Holanda con los peores errores o mentiras que encontré.
En número 3: Líderes contra partidos en El País
Muchos errores se hacen con los apellidos holandeses, aunque sean tan sencillos como por ejemplo Dijsselbloem. Lo entiendo perfectamente, porque hago lo mismo con apellidos españoles. Hace poco escribí una entrada sobre el cine en lo cual mencioné Amenábar y Almódovar, apellidos complicados para un guiri. Cuando leí la primera versión del texto en voz alta a mi mujer, como suelo hacer, se rió y me corrigió . El error de este tipo que más me llamó la atención está en ésta columna en El País. El
político holandés no se llama Jesse Kleber sino Jesse Klaver, menuda diferencia. Quizás la columnista había escuchado las noticias en inglés, una lengua en la cual la letra ‘a’ se pronuncia a menudo como ‘e’. Mi aviso a la escritora es: lee el primer borrador en voz alta a tu pareja, si esta sabe algo del asunto, desde luego.

En número 2: Holanda se rebela contra la legislación que hace obligatoria la donación de órganos en El Mundo.
Este ‘error ‘ en El Mundo es peor. En el titular hay dos faltas o, más bien, mentiras. No había ninguna rebelión en Holanda, que yo sepa, y en la nueva ley de donación de órganos nadie te obliga a donar. Si no quieres donar tus órganos después de la muerte, tienes que registrarlo. La rara cosa es que en internet no podía encontrar el artículo con el mismo titular. Allí es: Holanda se rebela contra la donación por ley. Una mentira menos. Por cierto, el artículo mismo (AQUI) explica bastante bien como funciona la ley y que 30.000 holandeses se registraron porque no querían donar sus órganos. Quizás la persona responsable de los titulares pensó que 30.000 personas en un pequeño país como Holanda es una multitud. Más probable es que en la cabecera se trasluce una opinión personal.

¡¡Número UNO!! Alicia en la Bélgica de las maravillas en El País
El artículo que más me fastidió, viene de El País, aunque no fue escrito por un periodista; se trata de una opinión enviada por una eurodiputada del PP y una historiadora (AQUI). Sobre todo el subtituló: Puigdemont ha escogido para buscar apoyo uno de los corazones, junto a Reino Unido, de la hispanofobia tradicional, me hacía leer el texto, para saber porque justamente Bélgica sería tan hispanófobo. El artículo menciona La Rendición de Breda, que es oficialmente una ciudad holandesa, aunque cerca de Bélgica. No tiene importancia, porque entonces, en 1625, las fronteras no eran claras. Pero leyendo el artículo se fortaleció mi impresión de que las dos autoras estaban confundiendo los dos países. Que yo sepa nunca existió hispanofobia en Bélgica que siempre había sido un país muy católico. Casi todos los protestantes que había en Flandes huyeron ya en los siglos 16 y 17 a Holanda. Entonces, si hay algún rencor contra España por las guerras religiosas de hace 400 años, sería en Holanda, aunque allí tampoco noté mucha hispanofobia. Por cierto, 400 años es bastante tiempo y depués había otras guerras, como las guerras mundiales.
Pasa a menudo que se confunde Holanda con Bélgica. Pero este artículo fue escrito por una eurodiputada que probablemente vive en Bélgica y una historiadora especializada en hispanofobia. Sobre todo esta última debería estar mejor informada. ¿De veras ha hecho una investigación científica sobre la hispanofobia en Europa en la cual Bélgica resultaba ser más hispanófobo que otros países? No me lo puedo imaginar. En mi opinión, el artículo utiliza pseudo ciencia para dar a España el papel de la víctima, confundiendo Bélgica con Holanda, y merece ser el número uno de esta pequeña lista.


lunes, 19 de marzo de 2018

El día del padre

Hoy, el 19 de marzo, es el día de padre en España. En Holanda lo celebramos siempre un domingo, el 19 de mayo este año. Mientras en Holanda se trata sobre todo de una fiesta comercial, en España se celebra el día del padre en el santo de José, el padre adoptivo de Jesús. Que los Josés por esta razón también se llaman Pepe, (de pater putativus) es algo que tardé en saber. En una reunión familiar me hice una vez bastante impopular por expresar mi asombro por el hecho de que el día del padre se celebra en el santo de José, mientras según la biblia este no era el verdadero padre de Jesús. 'Ahora este holandés también nos va a decir cómo tenemos que celebrar el día del padre,' casi pude oir a mi suegro pensar.

Los santos no se celebran en Holanda, que yo sepa. Para mí era una sorpresa cuando mi mujer Ana recibió tantos mensajes el 26 de julio. Como casi la mitad de las mujeres españolas se llaman Ana, debe haber un tsunami de mensajes y llamadas en esta fecha. Lentamente aprendía que muchas celebraciones o festivos nacionales o locales tienen que ver con santos: Santiago en el 25 de julio por ejemplo. Además hay muchos santos que son conectados con apariciones de Maria, como Carmen, Pilar y, aquí en Ponferrada, Encina. No creo que haya ningún día específico de María. Cuando una chica que se llama María pregunta cual día es su santo, los padres pueden decir algo como: ‘Casi todos los días son santos de María.’ La verdad es que algunos festivos católicas pueden sorprender a un guiri en España, cuando este, con la bolsa de compras en sus manos, encuentra la puerta de una tienda cerrada o espera desesperadamente un autobus el 25 de julio, como pasó a mí en unas de mis primeras vacaciones. Por cierto, lo mismo debe pasar a los extranjeros en Holanda el lunes de Pacua, el lunes de Pentecostés o el día de la ascención, los cuales son festivos allí.

Hoy no es un festivo. Puedo hacer mis compras, como en cualquier otro día. En muchas familias dan regalos y felicitaciones a los padres o a los Josés o Pepes. Aunque no tengo hijos, este año era la primera vez desde la muerte de mi padre que tuve pensado el día del padre. Mi pobre suegra, tan atónita por sus enfermedades, dolores, vejez y medicinas, cada vez más me llamaba con las palabras ‘¡Papá, papá!’ cuando yo estaba trabajando en la cocina y ella necesitaba algo, como también llamaba por su madre cuando estaba Ana. El momento que entré en su habitación supo que se había confundido y se corrigió. Una noche en la cama no pude contenerme y dije a Ana: ‘Estoy muy curioso con cual regalito tu madre me sorprenderá el 19 de marzo; al menos quiero un desayuno en la cama.’ Que los hijos sirven un desayuno en la cama es una costumbre en el día de la madre y del padre en Holanda. Por suerte Ana pudo reír de mi broma un poco sosa. En tiempos duros el humor puede dar alivio por un momento breve.

Desgraciadamente mi suegra Lauri ya no está aquí. La única persona que me llamaba regularmente papá falleció hace dos semanas. Perdimos a una madre y también un poco a una hija, al menos así lo sentimos. Espero que con el paso del tiempo la tristeza y el dolor disminuyan sin que los recuerdos bonitos desaparezcan.

sábado, 24 de febrero de 2018

Al cine

Estamos un fin de semana en A Coruña. Llueve. Desde luego. No se puede esperar otra cosa en febrero en Galicia. No nos importa. Es una escapada cultural. Ayer fuimos a un espectábulo de baile flamenco impresionante. Hoy vamos al cine. Consultamos en internet la cartelera de películas. ‘Ponen La Librería,’ dice Ana, ‘de Isabel Coixet.’ La miro vacilante. ‘Es una peli en inglés,’ digo, ‘ya sabes que no me gustan los doblajes.’ ‘Está en versión original,’ responde con entusiasmo. Está decidido. La librería, o mejor dicho The Bookshop, va a ser. Ponemos nuestros abrigos, cogemos el paraguas y salimos de la habitación del hotel. Con ayuda de google maps andamos en la dirección del cine.

La semana anterior vimos como La Librería ganó la Goya para la mejor película de 2017. Como en todos los países hay pocos programas más aburridos que ésta gala en la cual la gente del cine agradecen a los miembros de su familia y del equipo por su apoyo. Esta vez era un poco más interesante que normal por las referencias al movimiento MeToo y el feminismo en general. A pesar de esto, era bastante un esfuerzo ver toda la gala hasta el final, cuando entregaron el premio más importante a Coixet. Los que no contribuían nada al placer eran los humoristas que actuaron entre las entregas, porque completamente olvidaron de hacer bromas.

La verdad es que aprecio mucho el cine español. Uno de los pocos programas en la televisión pública que vemos a veces es Historia de Nuestro Cine en la 2. Es increíble la cuantidad y (aunque no siempre) la calidad de las pelis, en todo caso en comparación con el cine holandés. No sería posible hacer un programa semejante en Holanda, porque tendrían que repetir cada 5 semanas las mismas películas. Cuando todavía vivía en Holanda, aproveché cada oportunidad para ver una película española en el cine para mejorar mi castellano (siempre están en versión original en Holanda) y saber más de la cultura dl destino favorito de mis vacaciones.

Esto de aprender de la cultura de un país viendo películas no se debe exagerar, desde luego. Si ves a menudo pelis americanas puedes tener la impresión equivocada que allí la gente siempre se está persiguiendo el uno al otro con coches en alta velocidad. Si ves pelis holandesas puedes tener la ilusión que las mujeres holandesas suelen mostrar sus pechos en los momentos más inoportunos. Y si ves a menudo películas españolas puedes pensar que en los pueblos siempre hay secretos y acontecimientos terribles del pasado que dividen a las familias. Pues bien, este úlitmo puede ser menos equivocado. En todo caso, en el cine The Movies en Amsterdam en mi barrio vi las pelis de Almodóvar y Amenábar, pero sobre todo me impresionó la obra de Julio Medem. Tanto Vacas como La Ardilla Roja fortalecían mi amor por el paisaje, la cultura y la imaginación poética que ya había encontrado durante mis viajes por el norte de España.

Hablando de las pelis que ya vimos o todavía nos faltan para ver andamos por las calles mojadas de A Coruña. ¿Pero dónde está este maldito cine? Consultamos por la enésima vez google maps. Debe estar aquí cerca, pero ¿qué barrio es esto para un cine? Un peaton reconoce nuestra desesperación y pregunta si puede ayudarnos. ‘Buscamos el cine Yelmo,’ explicamos. El hombre apunta hacia el otro lado de la carretera grande, dónde todo parece estar oscuro. ‘Allí en el centro comercial está’, dice. Le damos las gracias y cruzamos la carretera. Abrimos la puerta del centro comercial y nos asalta un olor fuerte de comida rápida y el ruido de los gritos chillones de niños jugando. En los domingos lluviosos las familias utilizan el centro comercial como parque infantil cubierto y para comer pizzas y hamburguesas. Compramos los billetes y nos sentamos en la sala. En susurros digo a Ana que experiencias como éstas me hacen echar de menos mi cine de barrio en Ámsterdam. Me explica que había varios en Ponferrada. Uno muy cerca de nuestra casa, en la Avenida de América: El Hollywood. El local se vende. ¿Sería posible que lo reabren una vez? Tenemos que callar porque empieza The Bookshop, que nos lleva lejos del centro comercial, a un pueblo de los años cincuenta en la costa inglesa, dónde una mujer se tiene que afrontar a muchos problemas para abrir una librería.


miércoles, 31 de enero de 2018

Guiri en Granada

Es navidad. Pero este año no lo celebramos con la familia. Estamos en Andalucía, en Granada para ser exacto. Cenamos en uno de los restaurantes marroquíes, de los cuales hay tantos en esta ciudad, como hay muchas teterías de estilo marroquí. Granada está orgullosa de su pasado de la dominación árabe. Con La Alhambra como el culmen de esta cultura con tanta riqueza. Mientras comemos nuestro plato de couscous charlamos sobre nuestra visita a este palacio que hicimos por la mañana. Llovía. Pero esto no hacía la visita menos interesante.

Estamos de acuerdo en que es una sorpresa positiva que aquí en Granada parecen apreciar la sociedad multicultural, aunque sea la de la Edad Media. Los paneles turísticos hablan con elogio sobre la tolerancia mutua que hubo entre los musulmanes, judíos y cristianos. Esto, desde luego, puede ser un deseo; una escapada romántica hacia un pasado idealizado en estos tiempos en los cuales el odio religioso parece crecer. Los diferentes grupos de la población vivían en barrios separados, incluso separados por muros; los musulmanes en el Albaicín y los judíos en El Realejo, hoy día barrios maravillosos con laberintos de callecitas con casitas y palacios blancos.

Explico a mi mujer que esta separación me recuerda a la coexistencia que había (y hay) entre las diferentes religiones en Holanda. Por cierto, no había muros físicos entre los grupos, pero si muros sociales. Además de sus propias iglesias, cada religión tenía sus propias escuelas, hospitales, clubs de fútbol, emisoras de televisión y radio, residencias de ancianos, campings o lo que sea. Desde los años 60 del siglo pasado la separación entre los grupos diluía por la rápida secularización, aunque parece haber vuelto ahora con los inmigrantes de tantas culturas diferentes. Yo mismo, por no tener ninguna educación religiosa, siempre iba a escuelas públicas, pero uno de mis mejores amiguitos de mi infancia iba a una escuela católica en otro barrio, aunque la escuela pública estaba en nuestra calle. Era algo que los otros niños de la calle no podíamos entender muy bien, como tampoco entendimos porque los domingos por la mañana siempre faltaba en el partido de fútbol en la calle.

Desde la reconquista habían en España apenas otras religiones que la católica; los musulmanes y judías fueron expulsados, los protestantes persequidos. Pero hoy día hay más variedad religiosa, sobre todo por la inmigración. También los evangelistas, las pequeñas sectas protestantes y los mormones son muy activos en su afán de convertir a la gente. En Ponferrada ya tuve varias veces testigos de jehová en la puerta y la iglesia más cercana de nuestra casa es la iglesia evangelista de la población gitana. A pesar de todo esto, España sigue siendo un país católico. Lo noto por ejemplo cuando hablo con españoles sobre la guerra de 80 años entre la república de los países bajos y el imperio de Felipe II. Mucha gente aquí, hasta profesores de historia, hablan de una guerra entre los protestantes y los cristianos, como si los protestantes no fueran cristianos. Este lenguaje debe ser el resultado de tantos años de educación católica, incluso en las escuelas públicas. En Holanda son más bien las organizaciones protestantes las que llevan la palabra ‘cristiano’ en su nombre, mientras partidos y organizaciones católicas llevan la palabra ‘católico’.

Cuando hemos terminado el couscous miramos por la ventana. La lluvia cae en la calle oscura. Nos quedamos un poco más en este restaurante agradable y tomamos un té mientras hablamos de los planes que tenemos para los días que nos quedan de estas vacaciones breves. Decidimos visitar más monumentos de la época musulmana en Andalucía, porque son tan hermosos y además provocan reflexiones sobre nuestro pasado y la sociedad de hoy día.