lunes, 18 de junio de 2018

La entrevista

Lunes 18 de junio
Acabo de instalarme delante de la televisión para ver la secunda mitad de Panamá- Bélgica. La gente de aquí a quién he sugerido a los belgas como favoritos para ganar el mundial, reaccionaban en general negativamente. ¿Los belgas? Buenos jugadores pero no es un equipo unido. A muchos les molesta todavía que Bélgica no expulsaba a los separatistas catalanes. Justamente cuando empieza la segunda mitad, suena mi móvil. La voz de una mujer ‘¿Rolan?’ ‘Sí,’ digo un poco impaciente. ‘Hola, soy Begoña del inmobiliario Naxus. Encontramos tu curriculum en la página web Infoempleo. ¿Tienes trabajo al momento?’ Esta siempre es una pregunta complicada a un profesor de clases particulares, sobre todo en estas fechas cuando los exámenes de la escuela de idiomas y de las escuelas secundarias ya se acabaron. ‘Tengo algunas clases, pero hay huecos para más trabajo,’ respondo prudentemente y continuo ‘¿Pero de qué se trata?’ ‘Nos gustaría tener una entrevista contigo sobre una eventual incorporación en nuestra empresa.’ Me asombro. ¿De veras me están ofreciendo empleo en un inmobiliario? En mi vida he tenido muchos puestos de trabajo diferentes, pero vender casas nunca he hecho. Ni siguiera nunca compré una casa. ‘¿Buscáis alguién que hable inglés, alemán o holandés, tal vez?’, pregunto. ‘Saber otras lenguas es una ventaja pero no es necesario,’ dice la mujer. ‘No tengo nada de experiencia en este sector,’ digo casi desesperado. ‘Sin embargo, nos gustaría tener una entrevista contigo.’ Decido aceptar la propuesta. Si no llega a nada, siempre puedo escribir sobre la experiencia en mi blog. Convenimos tener la entrevista mañana  a las doce de la mañana. A ver lo que pasará.

Martes 19 de junio
Desde luego no se trataba de ningún puesto de trabajo de veras. Ya me parecía poco probable con mi poca experiencia en el sector y mi pronunciación del castellano en la cual todavía suena mi acento de Ámsterdam que puede ser divertido (espero) pero que es tal vez no el mejor tono de voz para vender casas en El Bierzo. En una habitación de la oficina con mucho calor, donde ya inmediatamente todo mi cuerpo chorreaba de sudor, Begoña empezó, para mi asombro, a explicarme cuanto costaría abrir una academia de lenguas. Era para después mostrarme qué barato sería trabajar como autónomo para la agencia inmobiliaria. Se necesita un teléfono (ya tenemos normalmente), un ordenador con conexión de internet (no hay quién no lo tenga) y darte de alta a la empresa por unos 250 euros (pero se paga a plazos) y ya se puede empezar a  vender casas y seguir cursos con una tarifa muy reducida. Los ingresos se dividirían en 40% para mí y 60% para la empresa.
Begoña era una vendedora perfecta. Lo hacía sonar todo muy positivo y sabía cambiar todas mis objeciones en ventajas: ‘Me gusta trabajar con gente sin ninguna experiencia, porque no tienen una actitud que no conviene a nuestra compañía.’ La entrevista era bastante agradable, salvo este insoportable calor, pero desde luego yo no tenía ni un pelo de tonto en mi cabeza sudada: no iba a llevar todo el riesgo empresarial, pagando además, mientras ellos en caso de éxito cobrarían.
Desgraciadamente es una práctica que se ve cada vez más. La gente no se incorpora como empleado, sino como autónomo en una empresa de seguros, de energía o inmobiliaria, por lo cual tienen que pagar la seguridad social (¡que en España no depende del nivel de los ingresos!). Si el vendedor no vende nada o poco, la empresa no pierde nada. Quién normalmente pierde es el autónomo. Por la mala situación en el mercado laboral hay gente que entran en semejantes construcciones. Hacen falta leyes para regular o prohibir estas prácticas.

P.D. Cambié los nombres de la empresa y de la vendedora