martes, 5 de mayo de 2020

La conmemoración de los muertos

Hoy es el cuatro de mayo. Todavía no he decidido lo que voy a hacer esta tarde a las ocho. Dos tradiciones chocan. Como suele pasar en la vida de un inmigrante.

¿Aplaudiré en la terraza? Lo estamos haciendo cada tarde durante las últimas siete semanas. Ya es una tradición. Es mostrar gratitud a toda la gente que sigue trabajando en estos tiempos revueltos. Pero también es un ritual para estar juntos con los vecinos. Nos saludamos con la mano y a veces tenemos cortas conversaciones encima de los aplausos y la música amplificada de las canciones de esta crisis: Resistiré, I will survive e Y Viva España. Desde hace poco podemos salir un poco más, pero esta tradición se mantiene unas semanas más, creo.

¿O voy a respetar los dos minutos de silencio? Es algo que ya he hecho toda mi vida. El cuatro de mayo a las ocho hay en Los Países Bajos dos minutos de silencio para conmemorar los caídos de la segunda guerra mundial, seguido el 5 de mayo por el día de la liberación. Algunas veces fui a las conmemoraciones oficiales. En la Plaza Dam en Amsterdam, por ejemplo. Es impresionante cuando una multitud de personas mantiene un silencio absoluto. De pronto se oye en medio de la ciudad a los mirlos cantar. También fui de vez en cuando a la conmemoración de mi barrio, De Jordaan, en un sitio donde fue proclamada la huelga de los trenes en 1941 contra las deportaciones. Allí las conmemoraciones solían ser más íntimas pero al menos tan emotivas. La mayoría de las veces conmemoré con unos minutos de silencio en casa o en el lugar donde por casualidad estuviera. Este año la Plaza Dam estará casi vacía; la conmemoración será sobre todo virtual. Espero que la tradición de dos minutos de silencio se mantenga, aunque la generación que vivía durante la guerra está desapareciendo, y también la segunda generación, a la cual pertenezco, ya se pone bastante mayor.

Muchas veces me había preguntado porque en España nunca se celebra una conmemoración de los caídos de la Guerra Civil. Pero desde que vivo aquí, conozco la respuesta. Una conmemoración de la guerra civil sería imposible, porque inmediatamente habría discusiones, reproches y acusaciones entre los de la izquierda y los de la derecha. En este sentido la guerra nunca fue superada. Hasta en las sesiones en el Congreso sobre la coronacrisis la guerra civil desempeña un papel importante.

La crispación ya era visible en las conmemoraciones separadas para las víctimas del atentado de 11-M. Y transcurrió mucho tiempo hasta que el estado español tomó una medida contra el monumento del franquismo en El Valle de los Caídos. Había muchas protestas desde el lado de la derecha. Para un guiri esto es increíble. No se puede imaginar a Merkel defendiendo un monumento para Hitler, por ejemplo. En mi opinión tendría que haber sido el gobierno de Rajoy que quitara la tumba de Franco de El Valle de los Caídos. Así Rajoy hubiera mostrado que el PP es un partido conservador que ya no tiene nada que ver con el franquismo y hubiera evitado protestas tanto de la derecha como de la izquierda. Pero todavía no era el momento adecuado.

En esta crisis la falta de unidad es más embarazosa que nunca. En la mayoría de los países casi todos los partidos apoyan las medidas de su gobierno. Aquí nada de eso. Muchos políticos parecen pensar que la coronacrisis es una campaña electoral.

Mientras tanto ya casi son las ocho.¿Sabes qué? A las ocho voy a la terraza para mis dos minutos de silencio. Después aplaudiré como un loco para compensar. En el punto medio, eso es donde quiero estar.

Plaza Dam, 4 de mayo 2020