sábado, 26 de septiembre de 2020

Don’t belive nothing

 Leí el eslogan Todo es mentira una vez en un viaducto cuando en mi función de copiloto había dejado que mis ojos se perdieron por el paisaje. Me parecía una variante de las paradojas clásicas como Todos los cretenses son unos mentirosos del filósofo cretense Epiménides o Esta oración es falsa. Guardé el eslogan en mi memoria para utilizarlo en Una Opinión de un Guiri en lo cual escribiría sobre las teorías de conspiración que ya entonces circulaban. Al final no lo hice. La mayoría de estas teorías eran bastante absurdas y no fueron compartidas en mi entorno directo.

Pero hace poco, durante un paseo corto por Ponferrada con mi mujer, todo en el marco de la corona crisis, pues con mascarillas y evitando tanto como posible otros paseantes, vimos este graffiti:

Porque llevo la docencia en mi sangre, mi primera reacción era corregir las faltas, pero no tuve un rotulador. Con mi móvil hice una foto para dedicar esta vez una Opinión a este eslogan, porque los tiempos han cambiado. Ahora hay una pandemia, por la cual alguna gente puede sostener las cosas más absurdas, por ejemplo sobre Bill Gates o antenas de 5G. No tengo, que sepa, alguien en mi entorno real o virtual que comparta estas teorías, pero sí hay los que niegan o trivializan los problemas. En sí mismo esto ya es raro, porque nadie puede negar los problemas que habían en los hospitales de ciudades como Madrid y Breda, en el sur de Holanda. 

No es fácil reducir los escépticos al mismo denominador. A primera vista mis vecinos de la extrema derecha no tienen mucho en común con anarquistas de Ámsterdam, anti-vacunistas bercianos o ultra-hedonistas de mis dos países. Lo que les une es un alto grado de certeza que la ciencia, los medios de comunicación y las autoridades mienten. ¡Todo es mentira! Que la ciencia no siempre ofrece certeza, parece fortalecer a los escépticos en sus creencias. La discusión sobre las mascarillas es una ilustración de esta incertidumbre. Nadie sabe exactamente cuánto sentido tiene llevarlas. En Holanda casi nadie las lleva en la calle, mientras en Ponferrada no se me ocurriría salir sin tapar la boca y la nariz. Lee este anuncio que colgaron en nuestro portal, dirigido a los vecinos que no toman las medidas en serio.

Por cierto, no tengo nada contra cuestionar las ideas. Solamente por reconocer que nuestro conocimiento es limitado la comprensión puede avanzar. En este sentido es justamente la tan criticada ciencia que no cree en nada, pero solamente asume que algo puede ser verdad hasta que el contrario está probado. Son los escépticos quienes con tanta certeza siguen creer en su propia razón, aunque los hospitales ya empiezan otra vez a llenarse con pacientes de COVID-19.

En esta pandemia, con todos los problemas e inseguridad que provoca, tengo también un sentimiento positivo que me gustaría compartir. Hace un año nunca hubiera pensado que tanta gente y tantos países estuvieran dispuestos a aceptar tantas pérdidas económicas para salvar vidas. La vida es más importante que el dinero. Probaré a guardar este sentimiento positivo, porque el virus se va a quedar con nosotros un tiempo más.