sábado, 20 de mayo de 2023

Emisiones

Mientras estoy sentado aquí en nuestra habitación frente a mi ordenador pensando sobre un tema para mi próxima opinión de un guiri, oigo una voz proveniente de un altavoz en la calle. Esta vez no es el vendedor de patatas. Ni el afilador de cuchillos. Es un coche electoral de la UPL, que significa la Unión del Pueblo Leonés. “¡Prometemos acabar con la zona de bajas emisiones de Ponferrada!”, resuena por la calle.

Sí, se acercan las elecciones municipales y como extranjero residente en Ponferrada puedo votar. Hasta ahora, nunca en mi vida he dejado pasar la oportunidad de votar, excepto tal vez en algún referéndum extraño en los Países Bajos. Y hay muchas cosas locales de las que preocuparse, como la zona de bajas emisiones, de la que soy un gran partidario. Un barrio suele mejorar mucho cuando el tráfico de coches está limitado. El alcalde actual y su gobierno quieren hacer del centro de Ponferrada una zona de bajas emisiones y han limitado el tráfico motorizado en algunas calles alrededor del mercado y por supuesto se aseguraron de que la obra, que causó bastantes molestias, se terminara justo antes de las elecciones. El barrio ahora se ha vuelto mucho más agradable. Caminé al mercado esta mañana para comprar algunos espárragos blancos frescos y una calle que antes procuré evitar debido a la acera estrecha con coches que pasaban muy cerca, ahora era fácilmente transitable. Esperemos que algunas tiendas y restaurantes más se establezcan allí ahora.

Por extraño que parezca, los comerciantes locales se oponen a la zona de poco tráfico. Piensan que perderán clientes si la gente ya no puede aparcar justo en frente de su puerta. Eso me parece una tontería. El hecho de que tantas tiendas tengan que cerrar en las calles de Ponferrada es, creo, totalmente debido al gran centro comercial cubierto en las afueras de la ciudad y la tendencia a comprar online cada vez más. El centro de Ponferrada, por tanto, debe hacerse atractivo para unas horas agradables de compras en pequeñas tiendas con bares y restaurantes alrededor y aparcamientos al lado del centro, que por cierto ya hay. Creo que la oposición a la zona de bajas emisiones es principalmente de naturaleza ideológica y sentimental. Para muchos, el coche sigue siendo la vaca sagrada y la más mínimo insinuación de que el tráfico motorizado afecta la calidad de vida a través de las emisiones de gases, la contaminación acústica y la seguridad vial, encuentra resistencia. Algunos partidos políticos se aprovechan de estos sentimientos.

Y de repente lo sé. Voy a votar por el alcalde actual el domingo 28 de mayo. Mira que bien. Pensé que toda esa propaganda política en las calles no servía para nada, pero esta vez ha hecho que un vacilante eterno decida por quién votar.