sábado, 27 de febrero de 2021

Caca o sangre

Es un día lluvioso en febrero. Estoy esperando afuera del centro médico en la Calle Ancha en El Barrio Alto de Ponferrada.  Al menos esos son nombres fáciles de recordar para un guiri. No todos los nombres de las calles son tan descriptivos. Ojalá. Muchos llevan el nombre de españoles famosos de los que nunca he oído hablar: la Calle Luciana Fernández, la Calle Isidro Rueda o la Avenida Pérez Colino.  ¿Quiénes diablos son esas personas? Pero esta calle es bastante ancha, Calle Ancha,  un nombre adecuado.

Mi profundo hilo de pensamientos es interrumpido por la enfermera que sale y lee en voz alta algunos nombres. Todavía no es mi turno de entregar mis muestras de heces. En España, los rastros de sangre en las heces se controlan cada dos años en personas mayores de 55 años. Una medida estupenda. Verifico que de hecho estoy esperando en el momento adecuado y saco el volante de mi bolsillo. Sí, las 8.55, estoy bien a tiempo. Entonces mi mirada se posa en las manchas en el volante. Me sobresalto. E incluso huelo al papel. ¡Díme que no es verdad! Efectivamente, fue bastante complicado tomar la muestra esta mañana. El día anterior, la enfermera me lo había explicado. ‘Utilice el palito recolector para pinchar las heces cinco veces en diferentes lugares.’ Incluso me había explicado cómo evitar que toda la caca se metiera en el agua por cubrir el interior del váter con mucho papel higiénico. En España siempre hay inodoros en los cuales la caca cae inmediatamente en el agua y casi nunca inodoros con una bandeja como en los Países Bajos son comunes (véase foto abajo).  Al final, todo parece que todo fue bien y felizmente enrosqué el palo en la pequeña botella de plástico. Pero, ¿cuándo aparecieron estas manchas en el volante?

Entonces recuerdo mi dedo sangrante de ayer. Eso sucedió cuando saqué el volante del bolsillo de mi chaqueta. Resultó tener un borde tan afilado que me corté el dedo. ¿Pero cómo puedo explicar eso en el mostrador de una manera convincente? Otra vez, mis habilidades para hablar español se están poniendo a prueba. Empiezo a practicar las frases en mi mente. ‘No es caca, es sangre, pero no salió de mi ano.’ Afortunadamente, con esta torpe explicación podré mostrar mi dedo con el corte todavía claramente visible . 

La enfermera sale en la calle y lee con dificultad en voz alta mi nombre. Espero para ella que nunca haya una calle que lleve mi nombre en Ponferrada.