sábado, 24 de septiembre de 2022

El ejemplo alemán 2: Tratando con el pasado

Es una tarde cálida de agosto. Estamos sentados en una terraza a lo largo del Rin en Bonn con nuestros amigos alemanes para celebrar nuestra última noche con una cena abundante. Alzamos los vasos de cerveza y brindamos en tres idiomas:
"Prost!" "Proost!" "¡Salud!"

Estamos hablando de la imagen de nuestros países en Europa. Les cuento que en el pasado, durante nuestros viajes de Interrail, siempre dejábamos claro que no éramos alemanes sino holandeses, porque teníamos la impresión de que todavía había mucho resentimiento contra los alemanes en Europa. Pero que hoy día tengo la idea de que son los holandeses que son mucho menos populares, sobre todo en los países del sur de Europa. Nuestros amigos alemanes dicen que a veces sintieron cierta hostilidad durante sus visitas a los Países Bajos. Entonces digo:
"Es así, algunos holandeses se unieron a la resistencia décadas después de la guerra, algo que en la mayoría de los casos sus padres no hicieron cuando realmente importaba. Pero lo que realmente hace muy bien Alemania es reconocer y disculparse por los crímenes del régimen nazi. En este sentido Alemania es un ejemplo para otros países”.
De repente siento unas lágrimas de emoción brotar de mis ojos. Rápidamente tomo un sorbo de cerveza y miro hacia el Rin, donde un barco avanza pesadamente hacia Rotterdam por el río con tan poca agua.

Mis emociones tenían mucho que ver con el viaje en tren de Düsseldorf a Bonn de unos días anteriores. Había arreglado que tomáramos un tren lento, que pasaría por Neuss, la ciudad donde mi padre había estado como trabajador forzado durante la guerra. Cuando pasamos por las interminables fábricas químicas allí, miré por la ventana y pensé en mi padre. ¿Cómo hubiera sido la situación entonces aquí? Un infierno, sin ninguna duda.

En toda Alemania hay monumentos y placas conmemorativas de las numerosas víctimas del régimen nazi. También para los trabajadores forzados. Pocos países están dispuestos a asumir la culpa de esa manera.

Los Países Bajos, por ejemplo. ¡Cuántos problemas tiene mi país con el reconocimiento de las páginas más negras de su historia! Solo a través de la presión de los descendientes de las víctimas esto está cambiando, pero durante años se mantenía en secreto la cruel y tan lucrativa trata de esclavos y la opresión y los crímenes de guerra en Indonesia.

España también tiene dificultades para procesar el pasado. Incluso hay una cierta tendencia a restar importancia a la opresión colonial y la Inquisición al señalar que las historias negativas son el resultado de "La Leyenda Negra", pregonada por los países protestantes para retratar a España bajo una mala luz. Lidiar con la guerra civil española y la dictadura de Franco también es un proceso doloroso. Durante demasiado tiempo ha sobrevivido el monumento a Franco El Valle de Los Caídos. Cuando el actual gobierno de izquierda quiso desmantelar el monumento, lo hizo en contra de la oposición de los partidos de la derecha. En España no es posible separar el procesamiento del pasado dictatorial de las contradicciones políticas actuales.
En este sentido, tanto mi país de residencia como mi país de nacimiento podrían tomar como ejemplo a Alemania.

Mientras tanto, ha oscurecido en Bonn. Después de la cena pesada, decidimos dar un último paseo por las orillas del Rin. Todavía hace calor y hablamos de temas ligeros, como dónde nos encontraremos la próxima vez: en Alemania, en Holanda o en El Bierzo.

Placa conmemorativa de los trabajadores forzados en las minas de Essen, Alemania


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Estatua en Hoorn (Holanda) de Jan Pieterzoon Coen, quién cometió genocida de los habitantes de las Islas de Banda en 1621
(AQUÍ hay más información)












jueves, 8 de septiembre de 2022

El ejemplo alemán 1: Transporte público

El sol brillaba. Mirábamos por la ventana el paisaje que pasábamos, lleno de hermosos bosques y campos verdes. Y eso en el área del Ruhr que es tan densamente poblada, y donde la minería y la industria pesada habían causado previamente el sufrimiento natural. Volví a consultar google.maps en mi teléfono móvil. “Podemos hacer transbordo a otro tren en la próxima estación, pero también seguir a una después para hacer transbordo a un autobús que nos lleve más cerca de nuestra casa de huéspedes.” Ana me miró con una sonrisa. “¡Esto es libertad!” suspiré en voz alta. Ahora Ana se reía exuberantemente. Sabía exactamente lo que quería decir. Después de todo, lo había dicho muchas veces en estas vacaciones.

Este verano todo el mundo podría utilizar en Alemania todos los transportes públicos regionales por nueve euritos al mes. Tenía todo que ver con la guerra en Ucrania. La idea fue que así menos gente usaría el coche y por tanto gastaría menos energía y, además, era una compensación para los hogares que económicamente sufrían la inflación. Y eso dio una sensación de libertad: no esa molestia de comprar billetes; no tener que preocuparte por el precio. Fantástico.

Una medida similar se ha tomado recientemente en España. El gobierno ofrece grandes descuentos en abonos a trenes, autobuses y metros regionales. Me parece un buen plan.
Pero hay un problema para las regiones que aquí llaman la España Vacía y a las que también pertenece El Bierzo. ¡Casi no hay transporte público!

Como ciudadano de Ámsterdam conscientemente sin carnet de conducir, me impactó bastante cuando venía a vivir a El Bierzo y me di cuenta de que en Ponferrada no circula ni un solo autobús a las principales atracciones turísticas. Incluso Las Médulas, la principal atracción de El Bierzo, solo es accesible en coche y lo mismo ocurre con Peñalba de Santiago (uno de los pueblos más bonitos de España), la estación de esquí de Leitariegos y todas esas hermosas rutas de senderismo en el Alto Sil. Existe un plan para hacer circular un tren de vapor turístico por el valle del río El Sil por el norte. ¿Qué tiene de malo un tren normal?
Por cierto, el transporte público tampoco se usa mucho para viajar al trabajo. Yo mismo tuve una vez que rechazar un trabajo en León, la ciudad principal más cercana, porque era muy complicado y tomaba mucho tiempo viajar de ida y vuelta.

Bueno, es lo que pasa cuando emigras. A veces ganas algo, a veces pierdes algo. El transporte público puede ser mejor en los Países Bajos y Alemania que aquí en España, pero cuando teníamos nuestra primera comida española en un restaurante de camino a casa, inmediatamente estuvimos de acuerdo. En España se come mucho mejor.

Wuppertal