miércoles, 5 de octubre de 2011

¡Al trabajo!


Es una mañana gris en Rotterdam. Estoy explicando a un grupo de estudiantes la teoría de los rendimientos marginales decrecientes. ´¿Entendéis? Entonces, cuanto más se produce más eficaz se puede hacer, hasta un cierto punto en que más producción va a ser menos eficaz.´ Con mis manos estoy imitando la ondulada curva que tengo proyectada en la pared detrás de mí. Los estudiantes me miran cansados. No parecen estar muy interesados en la teoría de los rendimientos marginales decrecientes. ¡Mientras es tan importante para los costes marginales! ¡Increíble! Aparentemente tuvieron un fin de semana duro. Porque salir lo hacen bastante estos estudiantes. No les falta dinero. Casi todos tienen algún trabajo temporal. Casi no les sobra tiempo para estudiar, es la queja general de los docentes. Un estudiante levanta su mano. Muy bien, una pregunta. ´¿Usted vive en España, no? ¿Es verdad que la crisis es tan grave allí?´ No era exactamente lo que estuve explicando. Obviamente un intento de distraerme de este asunto tan tenaz. Pero bien, una muestra de interés debe ser premiada.

´El desempleo en España es muy alto,´ explico. ‘Hasta el 20%, y desde luego, también se nota en la ciudad donde vivo: Ponferrada. Por ejemplo, cada día hay una manifestación en nuestra calle de los empleados de una empresa, porque ya desde hace meses no recibieron sueldo. Y tampoco reciben un subsidio de desempleo porque no los han despedido. Se nota que hay más mendigos que antes. Y otro tipo de mendigos. De vez en cuando parecen personas que podrían haber trabajado en una oficina.´

´¿Y por qué España tiene tanto desempleo?´ pregunta el mismo estudiante. Los otros ya no escuchan más. Empiezan a hablar entre ellos. Explico que en España, por la tasa de interés tan baja, el sector de construcción creció demasiado, hasta el momento que la burbuja inmobiliaria explotó, lo que aniquiló mucho empleo y capital. Ahora también el estudiante de las preguntas no tiene más interés. Seguramente esperaba una respuesta un poco más jugosa como: A los españoles les gustan más la paella, la siesta y la sangría que trabajar. Porque de esta manera se oye hablar sobre el sur de Europa en Holanda. Sobre todo a los populistas. Estos ya han cambiado los musulmanes por los grecos para dar la culpa de la crisis. Perezosos, poco fiables y corruptos, los llaman. ¿Pero Holanda es tanto mejor? ¿No puede ser que la próxima vez le toca a Holanda ser el país que está en problemas? Quizás en un futuro no muy lejano tendré que explicar: ‘Pues, en Holanda había demasiada gente con una jubilación anticipada. La educación estaba descuidada. Además, existía un amplio circuito de dinero negro del narcotráfico, lo que tenía un efecto paralizante sobre la economía. Y Holanda, tan dependiente del comercio internacional, más y más se cerraba a otros países y culturas.´

Ahora todos los estudiantes están hablando entre ellos. La economía de España no es un requisito en el examen. Les pido atención. Después muestro un nuevo gráfico y digo: ‘¡Mirad! Esto es el resultado de la teoría de los rendimientos marginales decrecientes sobre las curvas de los costes. ¿Quién de vosotros puede explicarme cual será el precio en que este monopolista tiene su beneficio máximo? Silenciosos los estudiantes me miran.


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