domingo, 24 de marzo de 2013

El primer día de la primavera


Es miércoles, el 20 de marzo. El primer día de la primavera. Miro por la ventana y veo el sol matinal brillar sobre los picos nevados de los Montes Aquilianos. Este va a ser un día ideal para hacer una excursión allí en los montes. Pero estaré bastante ocupado hoy. Por la mañana doy clase en casa de un estudiante. Por la tarde tendré como cada miércoles tres grupos de niños. Cómo si se tratara de telepatía recibo un SMS en mi móvil. ‘Desgraciadamente no puedo esta mañana, pero mañana por mañana en todo caso’. A un lado una lástima. Creo que nunca antes en mi larga carrera en la enseñanza tuve un alumno más entusiasmado. Pero su ausencia me da una mañana libre llena de posibilidades. Me pongo mis zapatos deportivos, cojo mis prismáticos y salgo de la casa.

Porque el río Sil por las mañanas está al lado de la sombra del monte El Pajariel, aquí la temperatura no es tan agradable como me prometía la vista por la ventana esta mañana. El caminito al lado del río está parcialmente inundado. Había mucha lluvia, este invierno. Mientras me sujeto a las ramas de los sauces me busco un camino entre la cuesta pendiente y la corriente rápida. De vez en cuando paro para poder escuchar los numerosos pajaritos que cantan y pían. Ellos también celebran este primer día de la primavera con mucho gusto.

Cuando al volver a casa paso el Café Gijón miro hacia dentro si hay mucha gente. Que no. Abro la puerta, cojo El Diario de León de la barra y me siento en una mesita. La camarera me acerca con una sonrisa y un café con leche. Pedir no es necesario aquí. Nos conocemos. En la ventana, al lado de la puerta, ya por meses cuelga nuestro anuncio: English for All. De vez en cuando tomando un sorbito de café empiezo a leer el periódico.

Son las noticias de cada día. La crisis económica y los casos de corrupción. Todo el rollo alrededor del nueve alcalde de Ponferrada ya parece haber disminuido. Empiezo a leer un artículo sobre el caso Bárcenas. Otra vez no entiendo porque todavía nadie dimitió por este caso. Ya mentir sobre la relación laboral del PP con Bárcenas debería ser suficiente razón para terminar una carrera política. Y si es verdad que Rajoy mismo recibiera su sobresueldo en un sobre sería el colmo. En España no hay exactamente una falta de bancos. Entonces, recibir un sobresueldo en moneda es muy sospechoso. Aunque la verdad es que yo también recibo de mis alumnos dinero en moneda. Y a veces en un sobre. Cuando me lo entregan referencias graciosas al caso Bárcenas son inevitables.

Leo el artículo por la mitad y después pongo el diario en la mesa. Ya estoy harto de tantas noticias malas. Por dios, es primavera. Con la mirada perdida pienso en las clases que tengo que dar este tarde a los niños. La verdad es que trata más de jugar que de enseñar. Con una sonrisa pienso en la clase de la semana pasada al grupo en la edad de 12 años. Hicimos creer a los niños que no puedo hablar castellano, para que se esfuercen en comunicarse en inglés. Desde luego esto genera problemas y ahora este grupo de cuatro niñas listas quiere enseñarme castellano para facilitar la comunicación. ‘¡Hello es Hola!’ me dijeron la semana pasada, ‘¡¡Hola!!’ Me hacía el tonto y dije: ‘Ah, yes, ¡Helado!’. Referí a la marca Ola de helados, pero esto se les escapaba a las niñas. ‘¡Qué no, qué no, not helado. ¡¡Hola!! ¡¡Hola!!’. Para la desesperación de las chicas traduje cada vez ‘Hello’ con ‘Helado’ o variantes como ‘Holado’. Hoy empezaré la clase con las palabras ‘¡Helado, chicas!’ Si en un futuro lejano El Bierzo tendrá fama de ser una comarca donde se saluda con una palabra que parece a helado, significará que en todo caso dejé una huella permanente aquí. Con este pensamiento positivo me levanto de mi silla, pongo un euro en la barra y salgo del bar con un saludo que no parece en nada a helado o cualquier otro comestible. 

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