viernes, 21 de marzo de 2014

Chupar agua

Lo que hace la vida de un guiri holandés en El Bierzo bastante agradable es que casi todos los productos alimenticios son de mejor cualidad. Pues bien, algunas delicatessen como chucrut, arenque crudo y anguila ahumada, no se puede obtener en El Bierzo, lo que significa que durante mis visitas a Holanda las como como un loco. Por ejemplo, cada supermercado en Ponferrada tiene un departamento de pescados y mariscos que en Ámsterdam solamente se puede encontrar en las tiendas especializadas o en un mercado multicultural. Lo mismo se puede decir de la carne y de los embutidos. Muchos carniceros holandeses se pondrían envidiosos si vieran lo que ofrece un sencillo supermercado del barrio como El Árbol aquí abajo en la calle. También la fruta y las verduras son, en general, de mejor cualidad en El Bierzo. Esta diferencia se puede atribuir al mejor clima para cultivar fruta y verduras, o al hecho que en España hay mucho más sitio para criar animales de una manera extensiva. Pero creo que la diferencia tiene sobre todo su origen en la consciencia de la gente de la cualidad de los ingredientes. De comestibles tan sencillos como garbanzos o alubias quieren saber de qué región vienen y de que variedad se trata. De la carne y del pescado quieren saber cómo el animal estaba criado o dónde estaba capturado, hasta lo que el animal había comido.

¿De veras no hay nada que es mejor en Holanda? Muchos españoles pensarán que voy a mencionar el famoso queso, el Gouda o Edam. Nada de eso. Prefiero los quesos españoles por la diversidad y el sabor. Hace años, cuando solía visitar España como turista, echaba a veces de menos un sándwich integral. En España solamente solían vender pan blanco, normalmente de buena calidad, pero sin las fibras tan necesarias para el viajero. Pero hoy día la panadería también ofrece un pan de no sé cuántos granos, o pan con nueces y pasas. Además descubrí el pan gallego, que es una maravilla. ‘Pero al menos nuestra leche debe ser mejor, pensarán algunos lectores holandeses desesperadamente. La mayoría de los españoles utilizan sobre todo leche caliente para mojar sus galletas. Por eso utilizan una leche ultrapasteurizada. No es un placer beber un vaso de esta leche. Pero hay luz al final del túnel. Hoy día los supermercados ofrecen leche fresca que de veras se debe conservar en la nevera.

Quizás hay solamente un solo producto que es mejor en Holanda que en España. No es un producto sin importancia. Es el agua del grifo. El agua aquí tiene un saborcito malo. Es un saborcito de cloro o alguna otra substancia química. Cuando sale del grifo el agua es turbia, lo que desaparece después de un rato. Por eso la gente pone el agua una hora antes de comer o cenar en una jarra en la nevera. Muy fría se nota el sabor químico menos. Hay los que ponen trocitos de limón en el agua para mascar el sabor. Hay los que están dispuestos de conducir a las fuentes en la montaña para llenar grandes botellas de plástico con agua pura. Pero la mayoría de la gente compra el agua en botellas en los supermercados.

No sé cuál es la razón para la mala calidad del agua del grifo en Ponferrada. Se utiliza el agua del río Sil, que se recoge del pantano arriba de la ciudad. La calidad de esta agua no puede ser peor que la del agua de los ríos holandeses, que pasan por una de las regiones más pobladas e industrializadas de Europa. Con una inversión relativamente pequeño debe ser posible ofrecer agua del grifo de una calidad aceptable. Hay muchas ventajas. Si en este momento todos los habitantes de Ponferrada beben los por los especialistas recomendados dos litros de agua en botellas del supermercado, esto genera 68.000 habitantes x 2 botellas x 365 días = 49.640.000 botellas por año, lo que forma un basurero considerable. Aunque la verdad es que también hay holandeses que compran botellas de agua. Yo no. Casi no puedo esperar hasta mi próximo viaje a Holanda. ¡Cómo voy a chupar agua del grifo! 


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