sábado, 30 de septiembre de 2017

Tierra

En las conversaciones con la gente de aquí hablo, desde luego, mucho sobre las diferencias entre vivir en Holanda y en El Bierzo. Cuando explico que tenía que adoptarme a las costumbres diferentes, la reacción es a veces: ‘Sé exactamente lo que sientes; tampoco soy de aquí’ y esto en un castellano en lo cual no puedo detectar ningún acento extranjero. A mi pregunta, llena de asombro, de dónde es el otro, la respuesta puede ser: ‘Soy de la ciudad León.’ León está a unos 100 km de aquí, pero para mucha gente la vida y la mentalidad allí son muy distintas. Los habitantes de El Bierzo que provienen de las regiones más lejos, todavía ponen más énfasis sobre las diferencias entre El Bierzo y su tierra natal. A los andaluces, por ejemplo, El Bierzo parece una región fría en todos los sentidos, algo que a un guiri holandés no ocurre.

La vinculación con la región es en España muy fuerte. Aquí en El Bierzo tenemos al menos dos partidos regionales y la ciudad está llena de grafiti que demanda la independencia para El Bierzo o que León se separe de Castilla o que El Bierzo sea gallego. Recuerdo un viaje con tren desde Barcelona a Galicia, en los años ochenta, en un vagón lleno de viajeros de todas las regiones que cruzábamos. Todo el viaje conversaban sobre las diferentes costumbres, comidas, arquitectura, lenguas o dialectos de sus regiones. Todavía era un novato en España y me extrañó tanta diversidad y sobre todo el orgullo que mostraban sentir por sus regiones. Pues bien, de que muchos Vascos y Catalanes se identificaban más con sus tierras que con el país España ya me había dado cuenta. En Barcelona había participado en la manifestación de la Diada, sobre todo por curiosidad, lo que era una experiencia temerosa, pues por toda la ruta estaban colocadas filas de guardias civiles a los dos lados de la calle. Era en 1981, creo, en todo caso no muchos años después de la dictadura de Franco.

Y ahora en Catalunya otra vez hay esta situación tan explosiva, en la cual el nacionalismo catalán y el nacionalismo español chocan. Lo que no ayuda nada es que a las dos lados los políticos en el poder no saben ni quieren negociar. Por vía de las medias sociales me llegan mensajes que de veras me preocupan, por el fanatismo nacionalista que muestran. Aunque creo que el nacionalismo casi nunca trae algo bueno, y muchas veces cosas malas, en el caso de Cataluña no estoy en contra de un referéndum, si es garantizado y pactado, como había por ejemplo en Escocia o Quebec. Parece la única manera de salir de esta situación. Importante es que la decisión de separarse solamente se tome si una gran mayoría de la población está en favor. En Holanda había el año pasado un referéndum absurdo, iniciado por los populistas de la derecha, sobre un acuerdo comercial de la UE con Ucrania en el cual el censo era 30%. Al fin 32.2% de los electores votaba, de lo cual 61.1% en contra del acuerdo lo que significa que 0.611 x 32.2% = 19,67% (aquí vemos a un profesor de economía y estadística en acción) de los votantes decidió que Holanda tenía que frenar el acuerdo. Por suerte el referéndum era solamente consultivo.

No estoy convencido de que los separatistas catalanes ganaran un referéndum oficial. Si el estado español decide de colaborar en vez de prohibir y oprimir, los nacionalistas catalanes perderán apoyo y habrá menos votos de protesta a favor de la independencia. Por cierto, hay unas desventajas grandes de la independencia, creo yo, como estas tres:
- FC Barcelona jugaría en la liga catalana y el clímax de la temporada sería: Girona-Barcelona.
- Probablemente Catalunya tendría que salir, temporalmente al menos, de la Unión Europea, porque el último que los otros países quieren es alentar movimientos de separación.
- Y, lo peor de todo, para visitar El Bierzo, sin ninguna duda la mejor región de toda España, los catalanes tendrían que cruzar una frontera y yo para visitar a mis amigos catalanes en Barcelona también. ¡Ya hay demasiadas fronteras en este mundo!

la bandera de El Bierzo

2 comentarios:

  1. Es un tema complicado Roland: desde el apego a la tierra (ya habrás visto la baja movilidad geográfica de los españoles que, en los últimos años, debido a la crisis, se ha conseguido corregir "un poquito").

    Para aquellos que nos fuimos hace muchos años, todavía recuerdo como, viviendo en Alemania, al volver a Madrid de fin de semana o de vacaciones, el personal se acercaba a mí con pena...

    "Con pena": alguien con un trabajo fantástico, unas condiciones envidiables, enfrente de gente con trabajos basura y sueldos de miseria...

    La imagen del emigrante era la de los españoles que se fueron a Holanda, a Alemania o Suiza en los años cincuenta: con la crisis, la gente se ha visto abocada a partir, cosa que veo positiva, porque por fin, en mi opinión, descubren que no, que las cosas no son como siempre han visto que fueron y que no, las cosas no tienen por qué ser así y, sobre todo, finalmente, que no, que no hay que aceptar aquello que no está bien.

    El tema de Cataluña... Estamos todos escribiendo al respecto: es una situación absurda y rara, propia de mi país, tan genial, tan terrible, tan bello, tan absurdo...

    Un abrazo y sigue escribiendo :-))

    Paquito.

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