lunes, 27 de noviembre de 2017

Carta abierta al gobierno de Holanda

Queridas señoras y señores,

En primer lugar mis felicidades por obtener la sede de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA por sus siglas en inglés). Sin duda era el resultado de un lobby impresionante, un poco de suerte al final con la lotería entre Milán y Ámsterdam, y, desde luego, la atracción de Ámsterdam como ciudad para vivir y trabajar. Cuando leí la noticia sentí por un momento corto un sentimiento de orgullo por mi patria. Mira lo que Holanda ha conseguido. Un pequeño país, pero con logros grandes.

Justo cuando estuve a punto de empezar a cantar el himno nacional leí en el mismo periódico digital que en mi país tan pequeño (de 200km de anchura y 300 km de longitud) había aquella mañana en la hora punta caravanas de coches de 900km en total, que era un récord nacional. El crecimiento económico era la causa principal de estos atascos. Tampoco la Renfe holandesa puede asumir con tantos viajeros en las horas punta. El aeropuerto Schiphol está al límite con el número de los vuelos internacionales. Los precios de las casas y alquileres de Ámsterdam crecen rápidamente. ¿De veras necesita Holanda la EMA? El desempleo es en comparación con otros países, como España, muy bajo y continúa descendiendo. Es casi imposible que Holanda va a cumplir los objetivos de medioambiente de El Acuerdo de París. En otras palabras, lo último que Holanda necesita es un impulso económico con dinero público de Europa.

De mi economista favorito Keynes aprendí que se puede utilizar fondos públicos para estimular la economía cuando la coyuntura está baja, mientras el estado debe frenar la economía cuando hay una situación de coyuntura alta. Este principio también vale para dinero europeo. La ventaja de Europa es que se puede utilizar fondos para crear una distribución más equilibrada de la riqueza y empleo entre las diferentes regiones europeas. En los años 70 Holanda trasladó algunas instituciones oficiales a la provincia Limburg, porque allí se cerraron las minas de carbón. Cuando tengo que llamar a Hacienda holandesa con las preguntas complicadas de un emigrante, las responden en este acento de Limburg tan suave y simpático. En El Bierzo pasa ahora lo mismo que en Limburg en los años setenta. Se cierran las minas. Se necesita más empleo; un empujón a la economía regional. Le ruego por todo eso que Holanda renuncie el establecimiento de la EMA en Ámsterdam y lo entregue a Ponferrada.

‘¡Es por interés propio, únicamente porque ahora vive usted allí!’, pensáis ahora. ¡Nada de eso! Pues bien, si usted insiste estoy dispuesto de aceptar un puesto como Asesor Político o Senior Manager Ejecutivo en la EMA, pero lo haré por la mitad del salario que funcionarios con semejantes puestos en Bruselas reciben. Le puedo asegurar que hay muchísima gente aquí que quiere trabajar por sueldos más bajos que en Holanda; el salario mínimo es más o menos la mitad que el de Holanda. También los gastos de construir un edificio para la EMA serán más bajos porque aquí, a diferencia con nuestro país tan pequeño, hay espacio libre para un edificio grande. Tal vez ni siquiera hace falta construir ninguno: ya tenemos disponible un edificio grande y pomposo como suelen ser los edificios oficiales (foto abajo).

También los empleados internacionales de la EMA se aprovecharán de un establecimiento en Ponferrada, si solamente pensamos en los precios bajos por los cuales pueden comprar casas con jardines en un ambiente rural, lejos del stress diario de las ciudades. Pueden comprar verduras frescas en el mercado, ir de copas en el casco histórico, disfrutar de los muchos restaurantes y bares que tenemos aquí. Además, hay la naturaleza salvaje; montes donde andan los osos y los lobos, los ríos llenos de trucha. En El Bierzo la vida tiene una alta calidad.

Les ruego, señoras y señores del gobierno, que considere seriamente mi propuesta. Piensen en grande y europeo en vez de limitado y nacional. Entregue el establecimiento de la EMA a Ponferrada.

Un saludo cordial,
Roland Knoppe
Guiri holandés en El Bierzo

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