lunes, 23 de marzo de 2020

Amor en tiempos de covid-19

Nosotros también lo hacemos. Cada tarde a las 8 vamos a nuestra terraza para aplaudir. Una vez cantamos la canción Resistiré, vale, mi mujer la cantó y yo toqué la guitara. La verdad es que es agradable hacer estas cosas, como muestra de solidaridad con la gente trabajando en la sanidad, el transporte, las tiendas u otros sectores de importancia. Nos da la sensación de pertenecer a ésta amplia parte de la población de Ponferrada, El Bierzo, España, Europa y el mundo que quiere hacer lo que sea necesario para evitar un desastre sanitario, que es quedarnos en casa.

Dese luego hablamos mucho del virus. Estamos todo el día juntos en casa, mi mujer Ana y yo, pues ya sabemos exactamente lo que la otra persona hace y ha hecho. La única caminata posible es hacia el supermercado, pero conversaciones largas sobre este tema ya no tenemos, ahora que estamos acostumbrados a las colas largas afuera de las tiendas. Incluso el papel higiénico no es un tema; ya hay suficiente en los estantes y los peores días de acaparar se acabaron.

Entonces, un tema importante de la conversación durante la cena o la comida es lo que hemos leído en los medios sociales y los periódicos digitales. Lo que muestra esta crisis otra vez, es que nosotros, la gente de este mundo, a pesar de la diversidad cultural y política, nos parecemos mucho. Pero no todo el mundo es capaz de olvidar las diferencias de opinión en tiempos de covina-19. Aunque cada vez hay menos personas que niegan el problema, hay, desde luego, los compatriotas indignados que quieren dar la culpa a los otros, que pueden ser los inmigrantes, los capitalistas, las feministas, los neoliberales, los servicios secretos de China, los servicios secretos del EEUU, el gobierno actual, el gobierno anterior, el rey de España, Pablo Iglesias o Batman.
La crispación política parece en España más presente que en los Países Bajos*, como muestran las discusiones feroces entre el gobierno de Madrid y el gobierno central. Una cacerolada como hubo aquí cuando habló el rey en la televisión sería en los Países Bajos inconcebible en tiempos de covid-19.

Lo que a veces me da envidia son los mensajes y las fotos que mis amigos neerlandeses me envían. Aunque allí cerraron los sitios de ocio y las escuelas, todavía no hay un ‘lock down’ completo. Las autoridades médicas neerlandesas piensan que si todo el mundo se quede en casa y casi nadie se contagie, nunca se creerá una inmunidad del grupo, que en el futuro debe proteger a todos. Por eso, el primer domingo de la primavera mis amigos estaban afuera, caminando, o yendo con bici, disfrutando el buen tiempo. Desde luego los neerlandeses deberían mantener una distancia el uno al otro, pero no siempre todos lo hacían. A veces los humanos nos parecemos a las ovejas. Siempre vamos donde los otros van. Sin la disciplina de mantener las distancias allí también tendrán que imponer medidas más drásticas.

La gran pregunta es: ¿qué pasará después de la crisis sanitaria? Espero que esta vez la crisis no da alas al radicalismo o nacionalismo como tantas veces pasaba en la historia. Unidas tenemos que buscar soluciones sanitarias y para la crisis económica que sin ninguna duda nos espera. Hay mucho para hacer y tenemos que hacerlo en colaboración. Tenemos que compartir experiencia, conocimiento y riqueza. Con solidaridad. Y con amor.

PS Justamente el 23 de marzo, cuando publiqué esta entrada, los Países Bajos entraron en un casi lock down. Todavía se puede ir por un paseo, pero debe ser solito (o con tu hijo o perro).

*Ya no se habla de Holanda, que es la parte del oeste del país, sino de los Países Bajos. En vez de holandés utilizaré neerlandés.


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