domingo, 9 de julio de 2023

¡¡Pero no en mi viña!!

‘Estoy buscando un buen vino tinto, joven y suave, del Bierzo por supuesto. ¿Cuál me puedes recomendar?’
El dueño de mi favorita tienda de vinos El Salgueral mira vacilante su extensa colección y luego saca una botella de un estante. Cepall. Un viejo conocido.
Mientras pago, mis ojos se posan en una pila de folletos sobre un barril de vino vacío. El vendedor de vino ve eso.
‘Coge uno; se trata de los megaproyectos de energías alternativas que quieren llevar a cabo en El Bierzo. La asociación de comerciantes del centro histórico se declara en contra.’
Por un momento me pregunto si voy a decir algo. Soy un partidario convencido de la transición energética. Pero el tema aquí es delicado. Tomo el folleto superior de la pila y digo:
‘Lo leeré.’

Mientras desciendo del centro histórico a mi propio barrio con la bolsa de la compra al hombro, trato de pensar por qué son precisamente las turbinas eólicas y los paneles solares los que despiertan tanta resistencia. Incluso hay personas que son capaces de molestarse con los parques eólicos o solares mientras corren por el paisaje con su coche de gasolina a una velocidad de 120 140 km/h en una autopista de cuatro carriles. Claro, no son bonitos, pero tampoco lo son otras instalaciones necesarias. Y la importancia de la transición energética es más clara que nunca en este año cálido y seco, incluso con la molestia del humo de los incendios forestales en Canadá.
Cuando llego a casa, leo el folleto antes de sacar las compras de la bolsa. No están en contra de la transición energética, pero están en contra del plan de instalar grandes parques solares en las viñeras. Y eso para no afectar el valor turístico de la zona. Vale, es un argumento muy válido.

No hay duda de que se debe considerar cuidadosamente dónde se ubicarán los parques solares y eólicos. Donde la agricultura ya extrae demasiada agua del medio ambiente, los parques solares podrían ser una adición bienvenida a los ingresos de los agricultores. Aquí en El Bierzo hay muchas crestas montañosas desnudas y ventosas donde fácilmente se podrían colocar turbinas eólicas sin tener un impacto demasiado grande en la agricultura, la naturaleza y el turismo. 

Si dudas de esto último, te recomiendo una visita al precioso pueblo de San Facundo, aquí en El Bierzo. Allí podrás dar un fantástico paseo circular por arroyos frondosos y luego darte un chapuzón en el agua helada de una playa fluvial bien cuidada. Luego tomas asiento en el jardín del restaurante local. Y mientras tanto, en algún lugar por encima de ti en la cresta, las turbinas eólicas producen la energía necesaria para enfriar la cerveza y preparar la comida que estás a punto de pedir.
La entrada de San Facundo. 
Al fondo tres turbines eólicos.



San Facundo





1 comentario:

  1. Tengo una visita pendiente al centro del país (algún día la haré y podré por fin descubrir todos esos parajes).

    He viajado y vivido por medio planeta y no conozco mi país: ver es creer :-))

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